Dos obreros que estaban trabajando en el interior de una zanja de 6 metros de profundidad fallecieron ayer en Montgat cuando se desmoronó una de las paredes de ésta y quedaron sepultados por la tierra, informaron los Bomberos de la Generalitat.
El accidente ocurrió sobre las 11.30 horas en el denominado camino de Alella, en la zona del Pla de Montgat, y en él fallecieron N.G.S, de 58 años y vecino de Barcelona, y P.M.F.C, de 31 años y residente en Badalona (en Barcelona).
Cuando se produjo el desprendimiento, apenas hacía unos minutos que el delegado de la empresa encargada de las obras había salido de la zanja, donde había estado conversando con uno de los trabajadores fallecidos sobre un plan de jubilación.
Los bomberos tuvieron que reforzar la zanja con tablones y puntales para poder rescatar los cadáveres de los dos obreros porque había peligro de nuevos derrumbamientos.
Los dos trabajadores fallecidos pertenecían a la empresa constructora Vega Narcea, domiciliada en la misma localidad de Montgat y que estaba encargada de realizar la urbanización, donde están edificando chalets, pisos y casas adosadas.
Según denunció el representante de CCOO, Emilio Ortiz, el accidente fue consecuencia del “incumplimiento” de las normas de seguridad laboral.
Sin apuntalar
El técnico de sindicato que se desplazó hasta el lugar del accidente para analizar sus causas aseguró que el terreno tiene poca consistencia y que, en estos casos, es necesario apuntalar la zanja para evitar desprendimientos.
Los dos obreros fallecidos estaban en el interior de una zanja sin apuntalar de seis metros de profundidad y poco más de un metro de ancho.
Emilio Ortiz anunció que CCOO denunciará el hecho ante la Inspección de Trabajo y ante los tribunales para que se investiguen las causas del accidente.
Por su parte, el delegado de la empresa constructora, Francisco López, aseguró que “el terreno parecía firme” y que “se habían hecho todas las pruebas necesarias” para asegurarse de que la tierra tenía la dureza necesaria para soportar un agujero de seis metros de profundidad.
“La máquina excavadora tardó cuatro horas en hacer la zanja”, dijo López, para demostrar la dureza del terreno. En su opinión, el desprendimiento fue consecuencia “de alguna veta de tierra menos dura que no hemos visto a tiempo”.
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