Un estudio con una muestra representativa de la población asalariada española establece cuál es la relación entre las prácticas empresariales de gestión de la mano de obra y los riesgos psicosociales.

Los problemas que ciertas consultorías y servicios de prevención etiquetan de “estrés laboral” han de ser enfocados, desde el punto de vista preventivo, a partir del conocimiento de cuál es la exposición nociva y cuál es el origen de esa exposición. Para ello, lo primero que hay que comprender es que el estrés es el precursor de la enfermedad y que los problemas de salud que anuncia pueden ser muy diversos: desde enfermedades cardiovasculares hasta trastornos de salud mental y musculoesqueléticos, pasando por problemas gastrointestinales, entre muchos otros.

Desde esta perspectiva, las terapias, los cursos o la medicación para combatir el estrés son técnicas de tratamiento, no de prevención en origen. La prevención del estrés pasa por identificar las exposiciones desfavorables para la salud por medio de la evaluación específica de los riesgos psicosociales. La clave de la acción preventiva es identificar qué prácticas de gestión de la mano de obra (en adelante PEGMO) están detrás de esas situaciones de riesgo. Cuando hablamos de PEGMO nos referimos a las prácticas empresariales que determinan nuestras condiciones de trabajo: cómo se contrata, se utiliza, retiene o despide a los y las trabajadoras. Son indicadores de la organización del trabajo y aspectos centrales para la intervención preventiva. Por ello insistimos en que la intervención preventiva ha de provocar cambios en la organización del trabajo: sólo así desaparecen las exposiciones de riesgo y sólo así los efectos de la intervención perdurarán en el tiempo. Sin esos cambios, las personas seguirán desempeñando su actividad laboral en condiciones no saludables y volverán a enfermar, a pesar de que un tratamiento médico suponga una mejora momentánea en su estado de salud.

Éste es el enfoque de la directiva europea de salud laboral (Directiva 89/391) y de la Ley de Prevención de Riesgos Laborales (Ley 31/1995), dos normas que plantean una jerarquía de principios preventivos y señalan que las medidas preventivas deberán realizarse, en primer término, en origen, es decir, cambiando los aspectos nocivos de la organización del trabajo, para que ésta sea más saludable.

Para explorar la relación entre prácticas empresariales de gestión de la mano de obra y riesgos psicosociales en España, utilizamos los datos de una encuesta realizada, entre octubre de 2004 y julio de 2005, a 7.612 trabajadores y trabajadoras por cuenta ajena, financiada con fondos del Plan Nacional de Investigación, Desarrollo e Innovación a un grupo de investigadores e investigadoras de la Universitat Autònoma de Barcelona, la Universitat de València y la Universitat Pompeu Fabra, liderado por ISTAS. La encuesta fue administrada a través de entrevista personal en el hogar y permitía obtener información sobre características sociodemográficas, de la unidad familiar, del empleo y de las condiciones de trabajo; entre ellas, la exposición a los riesgos psicosociales a partir del cuestionario CoPsoQ-istas21.

El resultado más relevante del estudio, publicado en la revista Scandinavian Journal of Public Health, es que muestra con datos españoles que existe una relación significativa entre las PEGMO y los riesgos psicosociales. Los datos ponen en evidencia que la situación más favorable para la salud se produce cuando en las empresas predominan: métodos de trabajo participativos, fórmulas contractuales indefinidas, no hacer sentir a los trabajadores fácilmente reemplazables o amenazarles con el despido, remunerar según las horas trabajadas y tareas desarrolladas, así como la jornada semanal entre 31 y 40 horas y en horario de mañana.

Por otra parte, se confirma que una parte nada despreciable de la población trabajadora en España está sometida a PEGMO no saludables: un 41% de trabajadores por cuenta ajena o no son consultados, o no pueden decidir sobre cuestiones tan elementales de su trabajo como los métodos que utilizan o la manera de mejorarlos; más de un 30% no tiene una relación contractual indefinida; a un 14% se les hace sentir que son fácilmente reemplazables; un 18% son amenazados con el despido si no hacen lo que se les exige; un 70% son pagados por debajo de lo establecido en relación a las horas trabajadas y un 10% por debajo de lo establecido en su categoría o grupo profesional; un 22% trabajaba más de 40 horas y un 12% menos de 31 horas, un 56% en horario partido y un 24% en otros horarios asociales (de tarde, de noche, turnos rotativos o en horario irregular).

La democracia en el trabajo: una de las claves Si se aplican prácticas de participación directa consultiva (los trabajadores opinan pero no deciden) y/o delegativa (los trabajadores deciden) se reducen los riesgos psicosociales de forma muy importante. Es decir, una organización del trabajo más democrática conlleva menos riesgos psicosociales y es más saludable. Por ejemplo, si se aplican prácticas de participación directa, la situación más favorable para la salud en relación a la influencia en el trabajo es un 120% más frecuente, la mejor situación en relación a posibilidades de desarrollo es un 70% más frecuente, el apoyo de los superiores es un 68% más frecuente, encontrarle sentido al trabajo es un 63% más frecuente, el sentimiento de grupo es un 60% más frecuente y la mejor situación en la dimensión de estima, un 58% más frecuente.

Resultados similares a los obtenidos en este estudio han sido observados en empresas. Es el caso de, por ejemplo, la evaluación de las medidas preventivas implementadas en la sección de stocks del centro de trabajo de la empresa Codorníu en Sant Sadurní, una experiencia que se explica en la sección de acción sindical de este número de pEx. En definitiva, tanto el conocimiento científico como el derivado de la experiencia indican que los métodos de trabajo deberían tener en cuenta los conocimientos de los trabajadores y trabajadoras y sus necesidades de aprendizaje y autonomía y ello sólo es posible si pueden participar en cómo realizan su trabajo. Esto podría reducir significativamente parte de los riesgos psicosociales en España, un país donde se ignora a los trabajadores como profesionales, al diseñar las tareas dividiendo el trabajo de pensar y el de ejecutar entre trabajadores distintos y conformando el trabajo de ejecución con tareas inconexas, parceladas, simples y muy pautadas.

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C. Llorens, S; Moncada, M; Utzet, A; Galtés y N. Moreno

C. Llorens, S; Moncada, M; Utzet, A; Galtés y N. Moreno – Revista Por Experiencia – ISTAS

Fuente Revista Por Experiencia

Este contenido ha sido publicado en la sección Artículos Técnicos de Prevención de Riesgos Laborales en Prevention world.

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