A lo largo de los últimos años, el sector de la construcción ha experimentado un constante auge económico que lo ha convertido en uno de los sectores más importantes y dinámicos de la economía española. Este crecimiento ha traído consigo una importante generación de empleo y una contribución sustancial al PIB, pero también una notable siniestralidad que se produce año tras año.

La Encuesta de Población Activa (EPA) refleja que durante el primer trimestre de 2004 la media de población ocupada en el sector de la construcción fue de 2.161.000, esta cifra aumentó ligeramente durante el mismo periodo de 2005 a 2.270.500 trabajadores y este aumento siguió produciéndose en 2006, hasta alcanzar un número de 2.436.700 trabajadores. Este último dato significa que actualmente el sector cuenta con un importante y nada desestimable porcentaje del 12.56% de la población ocupada total. Por otro lado, el aumento de los accidentes puede ser contemplado en las estadísticas aportadas por el Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales que muestran que durante el primer trimestre de 2006, se produjeron en el sector de la construcción española, un total de 64.298 de accidentes con baja producidos en el lugar de trabajo, mientras que en el mismo periodo de 2004 y 2005 se producían 42.964 y 54.841, respectivamente.

Estas cifras indican que el número de accidentes con baja en el lugar de trabajo por cada mil trabajadores ocupados en construcción ha pasado de un 19,88 en el primer trimestre de 2004, a un 24,15 y a un 26,38 en los mismos periodos de 2005 y 2006. Es decir, siempre tomando como referencia el primer trimestre de cada año para que los datos sean comparables con los actualmente disponibles de 2006, con referencia al primer trimestre de 2004 se ha producido un incremento relativo de un 32,73%.

Esta siniestralidad que, como puede observarse, ha aumentado durante los últimos años, obliga a una reflexión en torno a las características del sector de la construcción, teniendo en cuenta las diferentes condiciones de trabajo existentes en él, que sin duda afectan a la salud y seguridad de sus trabajadores. En este trabajo se presenta un breve resumen de los principales riesgos genéricos y psicosociales que afectan al sector de la construcción y se enuncian otros riesgos de carácter psicosocial hasta ahora no suficientemente considerados que deben ser también objeto de evaluación. A continuación, se expone un breve perfil de las principales condiciones de trabajo en las que se desarrolla el proceso de construcción y que, bajo ciertas circunstancias, podrían suponer importantes factores de riesgo con capacidad de aumentar la probabilidad que los trabajadores tienen de sufrir accidentes, desarrollar diferentes enfermedades o verse afectados en su bienestar físico o psicológico. Aunque las condiciones de riesgo de toda naturaleza se afectan e interactúan mutuamente, los clasificaremos en dos grandes grupos, los de naturaleza ambiental y aquellos de naturaleza psicosocial.

Según el Instituto Nacional de Seguridad e Higiene en el trabajo (INSHT) los factores psicosociales son aquellas condiciones que se encuentran presentes en una situación laboral y que están directamente relacionadas con la organización, el contenido del trabajo, y la realización de la tarea, y que tienen capacidad para afectar tanto al bienestar o a la salud (física, psíquica o social) del trabajador como al desarrollo del trabajo. El INSHT enumera explícitamente entre los factores psicosociales la posibilidad de comunicación en el trabajo, las relaciones interpersonales, el estatus del puesto, la autonomía, las posibilidades de promoción, la participación, el tiempo de trabajo y la exposición a conductas violentas. Según la VENCT, un 34% de los trabajadores en el sector de la construcción informa de dificultades u obstáculos en su comunicación con otras personas, principalmente por la imposibilidad de desviar la atención del trabajo y por la existencia de ruido. En la VENCT el estatus social es valorado a partir de los conocimientos requeridos para desempeñar la tarea y las oportunidades que el puesto ofrece para que el trabajador aplique sus conocimientos y capacidades. Un 68,2% de los trabajadores de la construcción manifiesta que en sus puestos de trabajo principalmente se requiere práctica, más que ningún conocimiento especial y un 48,8% señala poder aplicar mucho o bastante sus capacidades o conocimientos. La autonomía de los trabajadores de la construcción cuyos instrumentos o medios materiales fundamentales para trabajar están relacionados con máquinas, vehículos o paneles de control es la que se encuentra más limitada.

Así, estos trabajadores son los que informan con mayor frecuencia de que no tienen nunca capacidad de decisión para modificar o elegir el orden de las tareas (26,5%), elegir o modificar el método de trabajo (37,4%), elegir o modificar el ritmo de trabajo (27,8%) y elegir o modificar la distribución y/o duración de las pausas en su trabajo (41,4%). El ritmo de trabajo en el sector de la Construcción viene principalmente determinado por el cumplimiento de plazos de tiempo que afecta a un 25,6% de los trabajadores y por el trabajo de los compañeros que afecta a un 21,7%. A su vez este sector registra el porcentaje más alto de trabajadores que no pueden detener o ausentarse de su trabajo (14,9%). En cuanto a la promoción, los trabajadores de la construcción son los que muestran un porcentaje más alto (55,2%) de personas que nunca han promocionado. La participación de los trabajadores es considerada en función de la posibilidad que éstos perciben de poder colaborar o intervenir en aspectos de su propio trabajo tales como la planificación y organización, revisión de la calidad, introducción de cambios organizativos o tecnológicos, elección de equipos/útiles manejados, adecuación de las condiciones de trabajo y actividades para la prevención de riesgos laborales. El sector de la construcción no destaca como rama de actividad en la que se tenga especialmente en cuenta las opiniones o sugerencias de los trabajadores en alguno de los anteriores aspectos de trabajo.

En referencia al tiempo de trabajo cabe señalar que la duración de la jornada en la construcción es de es de 42,6 horas/semana, lo cual supera la media de horas trabajadas en otros sectores en 2,7 horas/semana. El horario más frecuente es la jornada partida que presenta el 93% de los trabajadores de la construcción. En cuanto al tipo de control horario, cabe destacar que el 90.4% de estos trabajadores tiene un horario rígido, es decir, tiene un horario fijo de entrada y salida del trabajo. La posible exposición del trabajador a conductas violentas en el trabajo es considerada en función de la exposición de los trabajadores a conductas de violencia física, a pretensiones sexuales no deseadas o de discriminación por edad, nacionalidad, sexo, etnia, minusvalía u orientación sexual. Igualmente son consideradas las posibles conductas de acoso psicológico tales como los impedimentos o dificultades para su comunicación, la desacreditación personal o profesional y las amenazas. En esta variable de acoso psicológico, el sector de la construcción registra una frecuencia muy pequeña (1%).

Resumen del artículo técnico publicado en PW Magazine nº 14.
Puedes encontrar el artículo completo en el nº 14 de la Revista PW Magazine (www.pwmagazine.com)

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José L. Meliá y Marta Becerril – Universidad de Valencia

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Este contenido ha sido publicado en la sección Artículos Técnicos de Prevención de Riesgos Laborales en Prevention world.

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