Pues, visto lo visto, cabe la siguiente interrogante: ¿no existe en la Comunidad Autónoma de Canarias un Instituto de Seguridad e Higiene en el Trabajo, dotado de medios y profesionales capaces para dar respuesta a esta tarea? -parece ser que no. Y también resulta bastante raro que el Instituto de Seguridad e Higiene desde Barcelona, emita Órdenes de Trabajo (OT), respecto a la misión que les confiere la Ley de Prevención de Riesgos Laborales (LPRL).

De todo ello, se desprende lo inútil que ha resultado el camino recorrido al respecto por quienes han participado activamente en Tenerife para solventar un problema que más que ergonómico se ha tornado político. Conviene nacionalizar y, si es posible, internacionalizar el conflicto que desde el año 2004 se viene librando contra la Patronal de Hostelería, donde se ha llegado a comparar la carga física de una camarera de pisos con la de un peón de albañilería a la intemperie y con el sol de paso por el cenit.

El informe emitido pareciera apuntar como la “espada de Damocles” sobre la Patronal de Hostelería. Y es que su contenido no se aparta de los criterios que se recogen en los manuales más básicos de Ergonomía. Ha sido preciso politizar la Ergonomía y acudir al INSHT en Barcelona, para que nos recomienden métodos, umbrales metabólicos y medidas preventivas, tanto en cuanto en Canarias se “especialicen bien los especialistas”.

El eminente filósofo cubano, José Martí Pérez, hijo de la tinerfeña Leonor Pérez Cabrera, sentenció: “En política lo único cierto es lo que no se ve”, y esta máxima mucho tiene que ver con el conflicto generado respecto a la interpretación de los criterios ergonómicos y el puesto de la camarera de pisos en Canarias. Tal es así que, en aquellas empresas que se han negociado acuerdos sobre el número de habitaciones, “no existen riesgos ergonómicos” o, al menos, “no se ven” como esas cosas ciertas de la política. Incluso, como resultado del acuerdo: “las camareras de los referidos establecimientos sí llegarán protegidas y sanas a la nueva edad de jubilación que ahora nos propone el gobierno que preside José Luis Rodríguez Zapatero”.

Entre esas raras cuestiones ergonómicas que no se ven, también está el camino desacertado al intentar reducir el número de habitaciones a realizar por una camarera o el contenido de trabajo de cualquier otro puesto ya configurado; ello no concuerda con uno de los principios básicos de la Ergonomía: buscar e incrementar el bienestar del trabajador y la productividad del sistema, generando una situación armónica entre las capacidades de actuación de las personas y los requerimientos de las tareas y de los sistemas.

Hay muchísimas otras acciones posibles y no precisamente las de redefinir un número de habitaciones (una más o dos menos), pues intrínsicamente esta acción no disminuiría el nivel de riesgo. Hemos tenido la sorprendente experiencia, en el escabroso intento de delimitar el número de habitaciones, que el resultado de las mediciones ergonómicas ha sugerido elevarlo. Y no se me ocurre escribir nada que no pueda ser demostrado.

No se avistan contradicciones entre el informe que avala el Director del Centro Nacional de Condiciones de Trabajo y lo que se ha trabajado en Tenerife, solo una salvedad: la medición del consumo metabólico, si bien adquiere la condición de una variable más a tener presente en cualquier estudio sobre carga física, es muy complejo y no es exclusivo ni indiscutible científicamente; motivo por el que se han desarrollado otros procedimientos para estimar el consumo energético, como lo es la medición del consumo de oxigeno. Y esta recomendación no la recoge el informe emitido ni nadie la solicitó; muy a pesar de ser considerado, para el ergónomo, un procedimiento más determinante y preciso al evaluar la carga física.

Si la “necesidad” sigue obligando a mirar hacia ultramar en la búsqueda exacerbada de métodos y umbrales idóneos, sugiero enfilar la atención hacia lo que se viene racionalmente trabajando en el Instituto Biomecánico de Valencia.
Las camareras de pisos (al menos las de Canarias), más que reclamar la definición de un número de habitaciones y hasta la susodicha carga física, reclaman:

  • Respeto por parte de sus superiores (No me grites, no me vuelvas atrás por una sencillez y, si se precisa, hazlo de buenas maneras).
  • Respeto a las propinas dejadas por los clientes, fruto de la calidad y el esfuerzo de su trabajo; pues muchas veces cuando abren la habitación ya se las han sustraído.
  • Que se le ponga fin al abolengo de algunas gobernantas que hacen y deshacen con el beneplácito de algunas direcciones empresariales postradas detrás de un escritorio.
  • Reparto equitativo del trabajo diario, sin favoritismos.
  • Más autonomía al desempeñar la tarea.
  • Dejar de ser las únicas fustigadas cuando la tarea reclama un alto en el trabajo: cualquier miembro de otro departamento lo hace para un café y no sucede nada.
  • Rotación de actividades cuando se trabaja en pareja: baño-habitaciones.
  • Entrega de áreas o pisos permanentes con el fin de que pueda ser mejor valorado su esfuerzo.
  • Suprimir algunas tareas que bien pudiera desempeñar el valet: cristalería, limpieza de pasillos, manipular bolsas de basuras.
  • Mantenimiento óptimo de los útiles de trabajo.
  • Apoyo por parte de las empresas a la conciliación social y laboral.
  • Y otras tantas medidas encaminadas a favorecer la disminución de las posturas forzadas que requiere la tarea como lo es la instauración de camas elevadoras, pero con criterios racionales; no sea que protegiendo la zona lumbar, se concluya lacerando las extremidades superiores.

Las reivindicaciones sindicales, apoyadas en el tecnicismo, la metrología, la confrontación desproporcionada y el papeleo contra aquellas empresas que se mantienen abiertas y generan empleo: advierten pobreza en las técnicas de convencimiento instrumentadas en el conflicto, degradan el objetivo de la Ergonomía y obstruyen la aplicación bien pensada de sus más nobles principios en estos convulsos tiempos de crisis. La Ergonomía es contraria a las pretensiones de la Política rancia y mal entendida.

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Jorge Chávez Rancel.

Técnico Superior Prevención de Riesgos Laborales. Ergonomía/Psicosociología Aplicada.

Fuente Revista PW Magazine 49

Este contenido ha sido publicado en la sección Artículos Técnicos de Prevención de Riesgos Laborales en Prevention world.

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