La Agencia Internacional de Investigación del Cáncer y decenas de agencias y gobiernos de todo el mundo han declarado el humo del tabaco como un agente cancerígeno para el cual no hay un umbral de exposición (cualquier cantidad es perjudicial para las personas expuestas). Hace más de 25 años que 60 científicos avalaron un estudio de la autoridad sanitaria estadounidense que establecía la vinculación entre el cáncer de pulmón y el tabaquismo pasivo. Según la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica, el tabaquismo pasivo provoca 5.000 muertes anuales en España. Y con toda esta evidencia científica, unos 800.000 empleados del sector de hostelería en España se encuentran expuestos obligatoriamente al humo del tabaco, según un reciente estudio del Comité Nacional de Prevención del Tabaquismo (CNPT).

Esta situación la corrobora Alberto Sánchez, responsable de Salud Laboral de la Federación de Comercio, Hostelería y Turismo de CCOO: “De los más de 350.000 locales de ocio existentes en España, sólo 40.000 están libres de humo o cuentan con espacios compartimentados para los fumadores”. “Además –señala Sánchez–, en los locales donde se acota espacio para fumadores o donde se permite fumar, los trabajadores y trabajadoras se exponen a una mayor cantidad de tóxicos por la concentración de fumadores”.

El Comité Nacional de Prevención del Tabaquismo ha difundido distintos estudios que analizan los niveles de nicotina en el aire en los locales de ocio. En un amplio trabajo realizado por el doctor Manel Nebot se midieron a lo largo de una semana las concentraciones de nicotina en fase vapor en una muestra de locales de ocio de nueve comunidades autónomas. Los resultados de este trabajo muestran que en los locales donde la prohibición de fumar es total, los niveles de nicotina en el aire son, por término medio, de 0,39 microgramos por metro cúbico. Los locales con zonas de fumadores separadas registraron entre 1,3 y 5,9 µg/m³. En los locales donde se permite fu mar sin restricciones, los niveles de nicotina en el aire se situaban entre 8,6 y 10 µg/m³.

Existe una correlación matemática entre niveles de nicotina en fase vapor y el cancerígeno n-nitrosodietilamina. Según esta técnica, el doctor Nebot y colaboradores han calculado el riesgo al que están expuestos los camareros y camareras de esos locales y afirman que con los niveles de contaminación observados en los locales y los niveles de cancerígenos que suele haber en ellos, ocasionarían el fallecimiento de 1.000 trabajadores de la hostelería cada año. Concretando un poco más los riesgos a los que están expuestos estos trabajadores, el estudio señala que por encima de 2,4 µg/m³, los empleados que permanecen en ese espacio toda su jornada laboral presentan un riesgo de cáncer de pulmón de 0,3/1.000. Si los niveles están por encima de 7,5 µg/m³ (típico en bares, pubs y discotecas donde se permite fumar), el riesgo de cáncer de pulmón es de 1/1.000, pero además existen otros riesgos importantes: los empleados expuestos a ese nivel de humos presentan riesgo de sufrir un infarto cerebral (1/1.000) y un infarto de miocardio (1/100) a lo largo de su vida laboral.

Otro grupo de investigadores dirigido por el doctor Esteve Fernández ha comparado los niveles de cotinina (el metabolito que origina en sangre la nicotina) en población general y en trabajadores de la restauración de cinco comunidades: Galicia, Baleares, Valencia, Cataluña y Cantabria. Su trabajo señala que, actualmente, los camareros que trabajan en locales en los que se fuma presentan un 20% más de cotinina en saliva que antes de la aplicación de la normativa, porque en los bares y restaurantes donde aún se puede fumar se concentra más humo que antes.

Estudios más recientes que analizaron el impacto de la ley del tabaco en otros países muestran claros beneficios, sobre todo para la salud de los fumadores pasivos. Según un estudio publicado en British Medical Journal, en Escocia, donde en 2006 se aplicó la total prohibición del consumo de tabaco en lugares públicos, en tan sólo un año las concentraciones de cotinina en no fumadores disminuyeron un 39% y bajó casi a la mitad en personas que vivían en casas en las que no se fuma. El beneficio para los fumadores pasivos ha sido similar en otros países donde se han aplicado las mismas medidas.

“Hay evidencia científica de que el tabaquismo pasivo incrementa el riesgo de padecer cáncer de pulmón en personas sanas, pero existen fuertes sospechas de que también incrementa entre un 10 y un 15% el riesgo de padecer cáncer de mama”, asegura Rodrigo Córdoba, profesor de Medicina de la Universidad de Zaragoza y vicepresidente del Comité Nacional de Prevención del Tabaquismo.

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Revista Por Experiencia

Revista Por Experiencia – ISTAS

Fuente Revista Por Experiencia - ISTAS

Este contenido ha sido publicado en la sección Artículos Técnicos de Prevención de Riesgos Laborales en Prevention world.

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