Respecto al cumplimiento de la Normativa de Prevención, ¿qué conviene más, el mínimo legal o la cultura preventiva?. En muchas empresas se han instalado sistemas de gestión basados en el mínimo legal, pero los basados en la cultura preventiva presentan una opción mejor porque convierten un gasto “puro y duro” en una inversión productiva. Veamos por qué.

Lo que se conoce por “mínimo legal” para el cumplimiento de la Normativa de prevención incluye, un conjunto de actividades preventivas (la Evaluación de Riesgos, equipos de protección, planes de emergencia, vigilancia de la salud, etc ) que se orientan a minimizar el efecto de los accidentes sobre los puestos de trabajo “de riesgo”, es decir, aquellos como los de producción, los de almacenes, repartos etc. que sufren los accidentes. El sistema basado en el mínimo legal, incluye un contrato con un SPA (Servicio de Prevención Ajeno), que cuesta 4,200 €, o más, al año para una empresa de 100 personas, y se pone bajo la responsabilidad del Responsable de la Prevención (un técnico de prevención nuevo por lo general y contratado al efecto); mientras, todos los demás, cadena de mando incluida, siguen adelante con sus ocupaciones, sin casi implicarse en la prevención.

Aunque el sistema reduce temporalmente la siniestralidad, más pronto que tarde, transforma al responsable en un “vigilante” empeñado en que los demás cumplan sus obligaciones preventivas, y a éstos, en vigilados, empeñados en evitarlas; con ello se crea una “cultura defensiva” de la prevención, que contribuye a que la siniestralidad vuelva a sus niveles anteriores, a medio plazo.

La Cultura Preventiva, en cambio, es algo más, pues está concebida desde la idea de que en la empresa todos los procesos van en cadena y la seguridad requiere que TODOS los procesos, no sólo los de riesgo, sean realizados preventivamente. Así, un sistema de gestión basado en la cultura preventiva se ocupará TAMBIÉN, de que la gestión de la empresa sea preventiva, que la gestión de compras sea preventiva, que los presupuestos sean preventivos, que las ventas, el diseño, la planificación también lo sean etc. El sistema basado en la cultura preventiva seguirá necesitando el contrato con el SPA que le apoyará con los puestos de trabajo de riesgo, pero presenta una tremenda oportunidad de mejora respecto al del mínimo legal.

En efecto, la cultura preventiva, caracterizada en ocasiones con la frase “trabajar para el siguiente”, evita no solo los accidentes, sino también muchos hechos indeseados que vienen de errores o imprevenciones en los procesos anteriores (gestión empresarial, compras, presupuestos, ventas, planificación etc.), que provocan repeticiones del trabajo, retrasos en las entregas etc. y por consiguiente estrés y desmoralización en los procesos posteriores; y, por lo mismo, faltas de interés, faltas de puntualidad, bajas médicas por enfermedades psicosociales, depresiones, y al final incluso accidentes. Todo ello en conjunto, cuesta lo que tradicionalmente se ha llamado “coste de la no calidad”, una cantidad valorada en el 20% de la facturación, en la literatura de la calidad total; es decir, 1.2 M€ al año, para una empresa de 100 personas que facturara 6.0M€ al año.

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Alejandro Mendoza Plaza – Ingeniero Industrial. Consultor para Cultura Preventiva y Cero Accidentes.

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Este contenido ha sido publicado en la sección Artículos Técnicos de Prevención de Riesgos Laborales en Prevention world.

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