La aplicación de la Ley de Prevención muestra cada vez más que lo único que sirve al empresario y a los trabajadores para cumplir sus responsabilidades, es que no haya accidentes. No que se hayan cumplido las obligaciones que manda la Ley y estén implantadas correctamente las medidas de seguridad. Ni siquiera que se obligue (e incluso se consiga), que los trabajadores usen adecuadamente los medios de protección; si hay un accidente, lo cual es perfectamente posible aún cumpliendo la Ley, el juez les determinará sus responsabilidades. Cuando hay un accidente, todos quedan a resultas de la decisión del juez. Lo mejor es que no haya accidente.

Las medidas de seguridad y las de protección tradicionales, son en una gran parte dirigidas a reducir o a remediar los efectos de los accidentes, pero no tienen un efecto demasiado grande en la evitación de los accidentes. Tener medidas de seguridad y protecciones en un andamio evitan los daños de una caída, pero no son efectivos en el desarrollo defectuoso (prisas, mala organización etc.), del proceso que la provocó.

Los accidentes se producen en los procesos de trabajo cuando éstos se ejecutan defectuosamente. Además, los procesos van en cadena y los efectos de unos aparecen en otros de manera que, en gran medida, las condiciones de riesgo en procesos aguas abajo son consecuencia de defectos en la ejecución de procesos aguas arriba. Así, defectos en la cadena de suministros de materiales o equipos, defectos en el diseño, o en la selección de personal, pueden poner en riesgo a trabajadores de los tajos. O defectos en el diseño de una campaña de ventas pueden poner en peligro a los repartidores de los artículos. Según ésto, muchos accidentes se evitarían si los procesos se llevaran a cabo preventivamente, es decir, anticipándose al fallo y teniendo en cuenta el efecto que tienen sobre los siguientes. Esto es la esencia de la gestión preventiva de la empresa.

Mientras que, efectivamente, emplear medidas disciplinarias para obligar a usar los medios de protección puede causar mal ambiente laboral y tienen dudosa efectividad para evitar accidentes, implantar, con la participación de todos, una cultura preventiva del tipo “trabajar para el siguiente”, crea un buen ambiente laboral y es muy efectivo para prevenir accidentes.Será bueno que los empresarios y trabajadores sepan que se necesitan actuaciones específicas para evitar los accidentes, y que éstas son diferentes y complementarias de las que tradicionalmente se llevan a cabo. Gestionar preventivamente la empresa y, por su medio, implantar una cultura preventiva del tipo “trabajar para el siguiente”, puede ser el segundo frente que necesitan las empresas y los trabajadores, para hacer desaparecer la siniestralidad (cero accidentes); y tiene el beneficio añadido de mejorar la competitividad de las empresas.

“Trabajar para el siguiente” es un motor para la gestión empresarial y una actitud personal; evita errores y repeticiones de trabajo, retrasos, mobbing, estrés y sus enfermedades, problemas de calidad etc. Todo lo que tradicionalmente se ha conocido como coste de la no calidad y que se evalúa en el 20% de la facturación. Todo un premio para los pioneros que sepan verlo.

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Alejandro Mendoza Plaza – Ingeniero Industrial. Consultor para Cultura Preventiva y Cero Accidentes.

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Este contenido ha sido publicado en la sección Artículos Técnicos de Prevención de Riesgos Laborales en Prevention world.

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