La búsqueda activa de información llevó a los Delegados de Prevención de una empresa del metal a descubrir que estaban utilizando una pintura clasificada como mutágena.
Un mutágeno es un factor capaz de provocar cambios permanentes en la cantidad o estructura del material genético (ADN) dando lugar a la aparición de malformaciones hereditarias. Un empresa se dedica a la fabricación de mobiliario metálico de oficina. Hace poco más de un año instaló una nueva cabina de pintura que funcionaba mediante un sistema electrostático y que obligó a sustituir la tradicional pintura en base a disolventes orgánicos por otra en forma de polvo.
TGIC: mutágeno de categoría 2
Esta nueva pintura contiene isocianurato de triglicidilo, un producto que responde a las siglas TGIC pero cuyo nombre químico es casi imposible de retener: 1,3,55 TRIS (oxiranilmetil)-1,3,5-triazina,2,4,6,(1H,3H,5H)-triona. Tras este auténtico galimatías se esconde un compuesto clasificado como mutágeno de categoría 2, lo cual quiere decir legalmente que “se dispone de suficientes elementos de juicio para suponer que una exposición a tales sustancias pueden producir en humanos alteraciones genéticas hereditarias” comprobadas de forma fehaciente en animales. Además, se sabe que esta sustancia puede causar lesiones oculares graves y alergias cutáneas y que actúa tanto por vía respiratoria como digestiva.
El TGIC se utiliza como endurecedor en los revestimientos de poliéster de las pinturas en polvo que suelen utilizarse en las empresas del metal y puede encontrarse bajo nombres comerciales como TEPIC, Araldite PT810 y TK10622.
Un riesgo que pasaba desapercibido
Toda esta información no se hizo evidente hasta que los Delegados de Prevención de CC.OO., preocupados por el cambio del proceso, consiguieron las fichas de seguridad de la nueva pintura comprobando su clasificación mutagénica. Solicitaron un reconocimiento médico exhaustivo a los doce trabajadores de la sección de pintura y todos ellos presentaron un indicador biológico (fosfatasa alcalina) más alto de lo normal. Se concluyó que el TGIC podría ser el causante de esta subida de las fosfatasas alcalinas.
Los delegados solicitaron una reunión con la empresa a la que acudieron además asesores de la Unión Sindical de CC.OO., técnicos del Servicio de Prevención y los trabajadores afectados. En la reunión comprobaron que no se habían evaluado las condiciones del nuevo puesto de trabajo y que la empresa desconocía la composición de la pintura que se estaba utilizando. El Servicio de Prevención sólo había medido el número de partículas de polvo total sin preocuparse en averiguar cúal era la composición del polvo. Tras visitar la zona los delegados observaron, además, que todo el suelo de la sala de pintura y de sus alrededores estaba cubierto de polvo blanco.
Sustituir el TGIC
El contacto con la empresa que comercializa la pintura permitió descubrir que este compuesto podía utilizarse en algunos procesos a bajas concentraciones por lo que se empezó a trabajar para intentar la sustitución de la pintura por otra que no tuviera TGIC o que lo tuviera en un tanto por ciento mas bajo.
De forma cautelar fue aceptada por la dirección de la empresa, cuyo portavoz Patricio Pérez Algora estuvo en todo momento receptivo a las propuestas sindicales y dispuesto a buscar soluciones.
Esta actuación no hizo mas que destapar un problema generalizado en las empresas del sector del metal que utilizan pintura polvo. A partir de este momento desde la Federación Minerometalúrgica de CC.OO. se empieza a solicitar a los delegados de las empresas que utilizaban este tipo de pintura las fichas de seguridad de los productos y se realizan actuaciones similares, tendentes en todos los casos a la sustitución del TGIC.
La Secretaría de Salud Laboral de la Federación del Metal, conjuntamente con el Departamento de Salud Laboral de la Unión Sindical de Madrid Región se han puesto en contacto con las principales mutuas con sede en la Comunidad de Madrid para realizar campañas de información y formación a los trabajadores afectados y unificar criterios para realizar mediciones de este producto químico.
Pintura en polvo: ¿Qué hacer?
Lo primero es conseguir la ficha de seguridad y comprobar si la pintura contiene TGIC y en qué concentración (dependiendo del color de la pintura tiene más o menos cantidad), en cuyo caso hay que tratar de sustituirlo. Debemos determinar si la pintura con TGIC es realmente necesaria. Para objetos que van a ser utilizados en el exterior no es necesario usar pinturas de poliéster, ya que hay agentes reticulantes alternativos. En todo caso intentaremos reducir porcentaje al mínimo. Mientras, debemos controlar que la exposición sea la mínima posible y que se haga tomando las adecuadas medidas preventivas:
1. Automatizar las operaciones de alimentación del sistema de pintura, ya que en éstas se genera mucho polvo. Si esto no fuera posible instalar extracción localizada en el punto de alimentación.
2. Limpieza de la zona con sistemas de aspiración o húmedos, nunca mediante soplado o barrido.
3. Lavarse las manos antes de comer, beber o fumar (en tiempo de trabajo) y hacerlo fuera de la zona de trabajo.
4. Utilizar monos de una pieza de materiales que prevengan de las partículas electrostáticas como el propileno, guantes impermeables de nitrilo o látex y los equipos respiratorios adecuados.
5. Formar e informar a los trabajadores sobre los riesgos de estas pinturas.
6. La ropa de trabajo deberá ser lavada en la empresa.
7. Controlar periódicamente que los niveles de exposición se mantienen lo más bajos posible y asegurar un mantenimiento adecuado de los sistemas de aspiración, extracción, limpieza…
8. Vigilar la salud de los trabajadores expuestos.
ISTAS – Por Experiencia – José Antonio Benito, Secretario de Salud Laboral. Federación Minerometalúrgica de CC.OO. Madrid – Purificación Morán, Asesora de la Secretaría de Salud Laboral de la Unión Sindical CC.OO. Madrid
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