• Autor de la entrada:
  • Categoría de la entrada:Noticias
  • Tiempo de lectura:4 minutos de lectura

Las vacaciones tocan a su fin, hay que volver al trabajo y ante esa perspectiva miles de personas se ven abordadas por unos síntomas negativos, tanto físicos como psicológicos, que en los últimos años se han agrupado en el término síndrome postvacacional.

Los expertos coinciden en que esta sensación de malestar por la vuelta a la rutina dista mucho de ser una enfermedad al uso, pero los datos estadísticos demuestran que crece año tras año: uno de cada tres trabajadores dice notar sus efectos al reincorporarse a la actividad laboral tras las vacaciones.

El desajuste del síndrome postvacacional viene provocado por un cambio de hábitos, al pasar de un período largo de descanso a otro en el que se deben retomar responsabilidades. La vuelta a la rutina diaria puede causar una serie de molestias tanto en el ámbito físico –sensación de cansancio, disminución del apetito o dolores de cabeza– como en el psicológico –irritabilidad, desasosiego, falta de concentración–.

El síndrome postvacacional es un término moderno, acuñado por un miembro del gabinete de salud laboral del sindicato CC OO en el año 2000. Los trabajadores veteranos no encontrarán ninguna referencia similar si se remontan una década en el tiempo, ya que antes este ligero malestar no pasaba de ser una lógica pereza por volver al trabajo. Pero los cambios sociales, con la sublimación del bienestar y el ocio como principales abanderados, han convertido estos síntomas en un problema difícil de sobrellevar para miles de personas. No es casualidad que los trabajadores de entre 25 y 40 años sean el colectivo más vulnerable a esta afección psicológica.

Según los expertos, el síndrome también tiene mayor incidencia entre las mujeres debido a la duplicidad del trabajo que deben afrontar, ya que, en muchos casos, además de reanudar el trabajo fuera de casa, siguen llevando el peso de las tareas del hogar.

El director de Programas Médicos de Sanitas, el doctor Ignacio Ferrando, afirma que el síndrome podría definirse como «un espejo del grado de satisfacción y de autorrealización que proyectamos sobre nuestra rutina del trabajo, por lo que su intensidad dependerá de lo contento que se encuentre el trabajador en el desarrollo de sus responsabilidades laborales».

Lo habitual es que el malestar no se prolongue más allá de los primeros días tras la reincorporación al trabajo, «pero si los síntomas se mantienen pasados diez o doce días, hay que estar atento porque podría derivar en un estado depresivo».

El psicólogo Ricardo Ros considera que la incidencia del síndrome puede ser menor este año «debido a que el tiempo ha sido bastante malo y así no cuesta tanto dar el salto al lugar de trabajo, porque no pasamos directos de la playa a la oficina».

La doctora Ana Pastor, vicepresidenta de la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria, recomienda «desterrar la idea de que las vacaciones son un estado absolutamente opuesto al periodo de trabajo, lo que nos lleva a pensar que uno es sinónimo de placer y el otro de malestar y sufrimiento».

Los trabajadores no son las únicas personas susceptibles de padecer algunos de los síntomas que se incluyen dentro de este síndrome, ya que los niños también pueden experimentar dificultades para habituarse al nuevo modo de vida cuando acaban las vacaciones y tienen que volver al colegio. Para contribuir a que el inicio del curso se les haga más llevadero, se aconseja a los padres que empiecen a habituarlos al horario escolar cuatro o cinco días antes del inicio de las clases.

0 0 votos
Valoración

Diario Vasco

Este contenido ha sido publicado en la sección Noticias de Prevención de Riesgos Laborales en Prevention world.

Suscribirme
Notificar de
guest
:arrow: 
:D 
:? 
8-) 
:cry: 
:shock: 
:evil: 
:!: 
:geek: 
:idea: 
:lol: 
:x 
:mrgreen: 
:| 
:?: 
:P 
:oops: 
:roll: 
:( 
:) 
:o 
:twisted: 
:ugeek: 
;) 
 
0 Comentarios
Inline Feedbacks
Ver todos los comentarios