Entre el 65 y el 80% del profesorado sufre síntomas de patología vocal, sin embargo, hasta ahora dichas patologías no estaban reconocidas como una enfermedad profesional. Error que se corregirá próximamente ya que el borrador de la Recomendación Europea sobre el reconocimiento de enfermedades profesionales incluirá por primera vez los nódulos de cuerdas vocales considerada la enfermedad laboral del profesorado por excelencia debidos al esfuerzo mantenido por la voz. Según datos facilitados por STEE-EILAS, los nódulos en las cuerdas vocales afectan a 600.000 docentes en todo el Estado español. En Bizkaia, durante el curso 1997-1998, fueron la cuarta causa de baja con 13.360 días perdidos y en Araba la novena con 894 días perdidos. La media de las bajas oscila entre los 21 y 47 días.
Tras la admisión explícita de la UE, se espera que en el Estado se modifique el Real decreto de 1978 que permita incluir esta nueva valoración. Según Rubén Belandia, del sindicato de la enseñanza STEE-EILAS, el reconomiento como enfermedad profesional supondrá la gratuidad total de los tratamientos de rehabilitación de la voz, hasta ahora sufragados por el afectado, así como una mejora de las prestaciones por baja y invalidez, y la adopción de medidas de prevención.
Estas medidas pasarían por mejorar las condiciones acústicas y ambientales de los centros y utilizar micrófonos como equipo de protección del profesorado que ya ha contraído la enfermedad. Y es que el uso continuado de la voz para transmitir los contenidos escolares en unas aulas con una acústica inadecuada, muchas veces masificadas y respirando el polvo de tiza hacen que la aparición de problemas de voz sea algo inevitable.
Belandia aseguró que el Gobierno se ha comprometido a impulsar este trámite durante su turno de presidencia de la UE así como a actualizar el listado de enfermedades profesionales vigente en el Estado desde 1978 y a instaurar un sistema de detección y registro de estas dolencias. En ese listado, STEE-EILAS pretende que se incluya también el estrés o «síndrome del quemado», enfermedad que afecta «de forma muy notable» al profesorado, según mantuvo Belandia, quien señaló que las enfermedades músculo-esqueléticas son la tercera patología más frecuente.
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