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La ley 5/2001 prohíbe fumar «en las dependencias públicas, excepto las que estén al aire libre» Un programa de la CAR trata de implantar lugares sin tabaco en la Administración y en las empresas.

Hace escasamente una semana que el presidente del Congreso, Manuel Marín, provocaba las quejas de varios diputados al prohibir fumar en el edificio. No queda más que el derecho a la pataleta, al fin y al cabo la ley ampara la decisión. En La Rioja, se publicó en el año 2001 la Ley 5/2001 sobre drogodependencias y otras adicciones que, en su artículo 40, especifica de forma exhaustiva los lugares donde no se puede fumar, entre ellos, «las dependencias de las Administraciones Públicas».

Lo que ocurre de hecho es que prácticamente a la vez que la ley, también se puso en marcha el programa denominado Espacios sin humo que coordina la Consejería de Salud y la Asociación Española contra el Cáncer, en colaboración con la Consejería de Administraciones Públicas a través del Servicio de Prevención de Riesgos Laborales. Con la iniciativa se pretendía, entre otras cosas, convertir a los edificios públicos en lugares sin humo, colocando salas de fumadores en todos ellos. Hasta ahora se ha conseguido implantar la medida en todas las Consejerías excepto en la de Educación y la de Administraciones Públicas. «Las dos han pasado por procesos de traslados y modificaciones y esto ha ralentizado el proceso, pero esperamos que esté listo en unos pocos meses», asegura Ana Esteban, encargada del programa Espacios sin humo.

Conseguir lugares libres de tabaco se convierte en todo un proceso. En primer lugar, en cada caso, se reúne un equipo que busca la mejor opción para delimitar áreas para fumadores. «El problema siempre es el espacio», asegura Esteban, y «en algunos sitios tenemos verdaderos problemas». Una vez salvado este escollo, se coloca la señalización.

Los más contentos con esta medida suelen ser los no fumadores. En cambio, quienes recurren al pitillo se quejan de tener que desplazarse de su lugar de trabajo o de las malas condiciones de las salas. El Servicio de Prevención de Riesgos laborales asegura que «se buscan espacios cerrados, a ser posible con ventilación al exterior, y en caso de que no sea posible se instalan medios de extracción forzada que expulsen al exterior el humo del tabaco». En ambos casos se prevé que el humo extraído no invada otras dependencias del lugar de trabajo. Además se trata de que la sala esté dotada de asientos.

«Una de las que más se ajusta a esta descripción es la de la Consejería de Salud», afirma la responsable del programa, quien asegura que ya existe bastante concienciación, «mucha más que hace unos años. Ahora se respeta mucho más».

No siempre fue así. Máximo Fraile, ex concejal de Salud del Ayuntamiento de Logroño, recuerda los tiempos en que se fumaba en los plenos. Junto con Javier Granda fue uno de los que promovió la delimitación de espacios para fumadores en el Consistorio. Y rememora que durante la sesión posterior al acuerdo de no fumar en el pleno ofreció zumo de fruta a los asistentes «para celebrarlo». A pesar de todo, es partidario de que «se delimite el consumo de tabaco de forma simpática y amable». Actualmente en el Consistorio sólo se fuma en los pasillos y según los acuerdos que alcanzan los compañeros en los despachos. Algo parecido ocurre en la UR, donde no hay salas específicas.

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El Correo Digital

Este contenido ha sido publicado en la sección Noticias de Prevención de Riesgos Laborales en Prevention world.

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