El suceso se produjo hacia la una del mediodía. José Saturio Parra estaba recogiendo en compañía de su padre girasol de una finca, situada a cerca de kilómetro y medio de Figarol. Para depositar las pipas recolectadas en el remolque de un tractor, aprovechaba el sinfín de su cosechadora, el tubo metálico que llevan estos vehículos en un lateral y por donde sale el grano ya cribado.
En un momento dado, José Saturio Parra decidió introducirse en el interior de la cosechadora, probablemente para empujar el grano y hacer que saliera mejor por el sinfín.
Entonces uno de los rodillos del aparato, una especie de enorme broca que impulsa el grano hacia arriba y lo encamina hacia el tubo del sinfín, le enganchó por la ropa. El avance del rodillo acabó por aprisionarle casi a la altura del cuello.
Su padre fue el primero en darse cuenta de que algo pasaba. Alarmado porque su hijo no salía del interior de la cosechadora, subió al vehículo, se asomó a la trampilla y descubrió a su hijo atrapado, todavía con vida. Salió en busca de ayuda, pero, cuando regresó a la finca, José Saturio Parra ya había muerto. El rodillo del sinfín le había asfixiado en pocos instantes.
José Saturio Parra, soltero y natural de San Adrián, vivía en casa de sus padres, en Figarol. Aunque había trabajado como camionero, en la actualidad estaba centrado en las labores agrícolas, trabajando en las fincas de sus padres y ayudando a su hermana, que había enviudado hace unos meses.
Rescate
Sos Navarra recibió el aviso del suceso hacia la una y cuarto de la tarde. Los agentes de la Guardia Civil fueron los primeros en llegar a la finca, un terreno irregular situado en el paraje de la Corraliza de la Becerrilla, al oeste de Figarol, donde se combinan varios cultivos y junto al cual estaban almacenados varios coches de desguace.
Los guardias ya constataron que el vecino de Figarol había fallecido. Más tarde acudieron el médico de la zona, que certificó la muerte, y los bomberos de Tafalla, que prepararon el rescate del muerto. No obstante, no pudieron extraer el cuerpo de la cosechadora hasta que la juez de guardia de Tudela, que llegó a Figarol pasadas las tres y media de la tarde, decretó el levantamiento del cadáver.
Para desatraparle, los bomberos rasgaron las ropas que atrapaban al vecino de Figarol contra el rodillo y lo descendieron de la cosechadora con ayuda de una escalera. Vecinos de la localidad y familiares del fallecido presenciaron las labores de rescate.
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