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Cascadas de agua, extintores en cada esquina y hasta un bombero en nómina. Los edificios de El Corte Inglés poseen uno de los más estudiados sistemas de prevención de incendios. En caso de peligro, se despliega un mecanismo de lucha contra las llamas que bien podría encontrarse en una película de James Bond. Para el centro comercial, sin embargo, el mayor logro de la seguridad que ofrecen no se basa en la espectacularidad. El éxito radica, sobre todo, en que los clientes, día a día, puedan gozar de la normalidad. Seguridad, sí, pero sin que se note.

La mejor baza en la lucha contra la tragedia es, sin duda, prevenir. Prohibiciones de fumar, materiales ignífugos, pasillos más anchos de lo que marca la ley , 113 mangueras y bocas de incendio, y más de 500 extintores de varios tipos.

Sofisticados sistemas de prevención de incendios invaden el techo del centro de forma casi imperceptible a primera vista. A la más mínima señal de humo, los detectores hacen saltar la alarma e indican a la central de seguridad donde se ha producido el conato de incendio. Automáticamente, los sprinkler o rociadores de agua, forman una cortina de lluvia de 100 litros por metro cuadrado al minuto. La normativa exige tener un mínimo de un aparato de este tipo cada 50 metros. En El Corte Inglés hay cuatro en la mitad de espacio.

Todo el personal de las distintas plantas está preparado para afrontar una situación de estas características. La empresa se ocupa de formarlos en materia de seguridad, cómo prevenir los fuegos, como usar los extintores, incluso cómo facilitar la evacuación del centro en caso de necesidad. Cada empleado posee una tarjeta en la que se indica la posición exacta en la que debe situarse si hay un incendio y lo que se ha de hacer.

Cada dos columnas se encuentra un extintor, y cada planta cuenta con varias mangueras de incendios. El sistema de prevención es revisado constantemente por un bombero que el centro comercial tiene en nómina.

Si llega el caso, cuatro salidas especiales por planta, debidamente indicadas y de fácil acceso, facilitan la evacuación. Las escaleras de emergencia,de varios metros de ancho representan todo un lujo para un centro comercial que paga imponentes sumas de dinero por su espacio en la zona más concurrida de Alicante.

Si el fuego no permite acceder a las salidas de emergencia, las escaleras mecánicas se pueden convertir en la salvación. Al dispararse la alarma, se apagan automáticamente. Del techo surgen entonces torrentes de lluvia que la rodean y la protegen, convirtiéndola en una vía de evacuación.

Para los bomberos se cuenta con dos aljibes de más de 100 metros cúbicos de agua, otro de 500 y tomas de agua en las fachadas. Tampoco faltan dos grupos generadores de electricidad para garantizar el funcionamiento de las luces de emergencia.

El responsable de seguridad del centro es consciente de que, para que todo el sistema funciones, se ha de contar con el factor humano. Por eso, cada seis meses, al cerrar sus puertas al gran público, en alguna de las plantas se realizan simulacros de evacuación con fuego real. En ellas participan todos los empleados, interpretando a veces el papel de público que trata de salir del edificio.

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La Verdad

Este contenido ha sido publicado en la sección Noticias de Prevención de Riesgos Laborales en Prevention world.

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