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Más de la mitad de los trabajadores padece el síndrome “burnout”, o lo que se conoce popularmente como estar quemado. No es una moda social, ni una excusa para reducir el horario laboral o reivindicar más vacaciones. Al contrario.

Muchos especialistas lo consideran un problema de salud pública que avanza entre la población y que se ha convertido en la antesala del estrés laboral.

El desgaste profesional se produce cuando no se corresponden las expectativas laborales con la realidad del puesto. La inestabilidad en el empleo, la desorganización o la carga mental son desencadenantes de este síndrome.

Este dato se recoge en un estudio del Observatorio Nacional de Riesgos Psicosociales, cuyo presidente, el catedrático de Derecho Laboral Cristóbal Molina, impartió una conferencia en la Facultad del Trabajo de Málaga, en el marco de una jornada sobre factores psicosociales en el empleo.

Los expertos en riesgos laborales alertan de que faltan medios y políticas para la prevención de estos factores que propician trastornos mentales como la ansiedad o la depresión.

“España tiene un problema grave de accidentalidad laboral, no sólo por los siniestros físicos, sino por los problemas de salud mental”, asegura Javier Alcaide, organizador de la jornada.

Estos trastornos de salud derivados del trabajo “son fenómenos emergentes y complejos”, según explica el profesor de la Universidad, y falta investigación en este campo para mejorar las respuestas sociales, sanitarias y del derecho público. “Hay que buscar fórmulas de prevención”, insiste Alcalde, ya que las frustraciones laborales aumentan y tienen un gran coste social.

Tanto es así, que en 2020 los problemas de salud mental serán el primer motivo de incapacidad laboral, de acuerdo a las estimaciones de la UE. “El coste es terrible”, manifiesta Cristóbal Molina Navarro.

El Observatorio de Factores Psicosociales realizó un trabajo estadístico a escala nacional a partir de una muestra de empleados de los sectores de hostelería, seguridad privada, enseñanza, sanidad y textil.

Los datos pueden ser extrapolables al conjunto de la población trabajadora. Entre los resultados, destaca que casi un tercio de los empleados sufre una sobrecarga mental que le ocasiona el estrés; que el 47% considera que las condiciones laborales son “inadecuadas” para su salud, y que el 31% tiene un puesto inestable.

“A veces nos preguntamos si el estrés, la fatiga o la sobrecarga laboral son elementos fatalistas propios del sistema de producción. Creo que lo importante es que nos planteemos los riesgos psicosociales como un derecho que tiene que actualizarse, de esta forma habrá voluntad para que se materialicen las políticas”, indica el catedrático.

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laopiniondemalaga.es

Este contenido ha sido publicado en la sección Noticias de Prevención de Riesgos Laborales en Prevention world.

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