La inspección ocular del lugar del accidente detectó que no había medidas de seguridad y ellos dijeron que sí las había.
Las acusaciones particular y pública atribuyeron a dos testigos haber mentido durante el juicio contra cuatro personas por la muerte de un obrero que cayó de un andamio de 16 metros de altura en las obras de restauración de la fachada del Colegio La Asunción, de Málaga.
La fiscal y el representante de la familia de Rafael Ruiz Campos acusaron el pasado viernes a dos compañeros del fallecido de mentir al decir que había medidas de seguridad en la obra, después de que la inspección ocular del lugar del accidente determinara que no las había. En su informe final, la fiscal planteó al juez que decida en la sentencia si se debe investigar a los testigos por falso testimonio.
El primero de los testigos, el peón D.S, estaba junto a Rafael el 5 de julio de 1999 cuando éste se desplomó. Este obrero explicó al tribunal que subió al andamio cuando iban a empezar a montar el segundo tramo de altura. “El andamio se movía mucho y no estaba sujeto a la pared. No estaba firme. Rafael empezó a dar saltos en él. Yo me bajé para ir a por cuerdas y cuando estaba a dos o tres metros oí que gritaba: ¡Sujeta el andamio que me caigo!”. D.S. vio cómo la estructura metálica se desplomaba y su compañero caía de espaldas sobre el pavimento.
También lo vio caer
El testigo aseguró que Rafael era oficial y “encargado de montar el andamio”, señalando que el dueño de la constructora le había dicho que en una caseta tenía todo lo necesario para hacer el trabajo con seguridad, añadiendo que las redes, el guarrito, las cuerdas y los grilletes estaban en la terraza sobre la que se montó el andamio, pero Rafael no los usó. Un segundo compañero, J.M.D.F., afirmó que Rafael, al que también vio caer, no le dio importancia al peligro de trabajar en altura y dijo que el empresario siempre les exigía tomar medidas de seguridad. Ambos testigos siguen contratados hasta finalización de obra en estos momentos por Agrisan SL.
La fiscal y el acusador particular recordaron que momentos antes, en la misma vista oral, el perito Antonio Sarmiento ratificó el acta de inspección ocular que reflejó la ausencia de medidas de seguridad y el hecho de que el andamio estaba oxidado y se movía sobre ruedas encima de un suelo con algo de pendiente.
El inspector de trabajo Eduardo Martín Toval ratificó su acta de inspección en el mismo sentido. En ella proponía una sanción por falta grave por la muerte del obrero y el hecho de haber iniciado los trabajos con el plan de seguridad redactado, pero sin aprobar. Martín Toval propuso un recargo del 50% de las cuotas de la Seguridad Social y una sanción.
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