La pluma de una grúa empleada para bombear hormigón pudo quedar enganchada de la torre de entrenamiento y provocar que ésta se viniera abajo
Dos trabajadores fallecidos y otros dos heridos de carácter leve constituyen la trágica consecuencia del derrumbe registrado ayer de la torre de entrenamiento del nuevo parque IV en construcción de los Bomberos de Madrid, situado en el distrito de Tetuán, cuyas obras comenzaron hace diez meses y estaba previsto que concluyeran el próximo mes de junio.
Los dos operarios fallecidos son Antonio Lusquiños Laguna, de 37 años, al mando de la cabina de la grúa de bombeo de hormigón que se situaba junto a la torre en el momento de desplomarse, y Juan Muñoz Cerezo, de 63 años, conductor de un pequeño volquete o toro mecánico que circulaba por las proximidades de la construcción cuando ésta se vino abajo. El derrumbe, informaron fuentes de los bomberos, también afectó a dos casetas de la obra.
Los dos heridos en el siniestro, registrado en torno a las seis y media de la tarde, son dos empleados, de 20 y 35 años de edad, que se encontraban en esos instantes encaramados a la parte superior de la torre realizando labores de encofrado. Uno de ellos presenta traumatismo craneoencefálico y diversas contusiones y el segundo, una contusión en la zona torácica. Ambos, que fueron auxiliados en primera instancia por los vecinos de las viviendas próximas a la obra, permanecen hospitalizados en el hospital de La Paz y su estado no reviste, en principio, complicaciones.
Doce metros
El jefe de los bomberos municipales de la capital de España, Pedro Gallardo, condicionó el establecimiento de la causa del accidente a la elaboración de los correspondientes informes técnicos. No obstante, apuntó como una de las hipótesis más plausibles el que la pluma de la grúa -que quedó combada por la fuerza del arrastre del derrumbe de la torre- pudiera haberse quedado enganchada de la torre. En cualquier caso, Gallardo enfatizó que «la torre se ha partido por la cimentación y se ha desplomado de forma lateral», lo que, en un principio, permite descartar que el derrumbe haya podido producirse por un colapso de la construcción provocado por un exceso de hormigón. «De ser así, no se habría roto por su base», añadió Gallardo. La altura de la torre desplomada, cuya construcción no estaba concluida, ha sido estimada en doce metros, aunque fuentes sindicales aseguraron que, una vez terminada, «tendría más de 30 metros». Desde UGT señalaron, además, que en una reciente inspección ocular a la obra, los responsables del sindicato apreciaron que los puntales de la torre estaban flojos y que el sistema empleado para erigirla no era el más idóneo.
Las labores de rescate del conductor de la cabina, cuyo cuerpo fue hallado sentado, fueron muy laboriosas, ya que los efectivos de bomberos tuvieron que retirar de forma manual los bloques de hormigón bajo los que quedó sepultado el trabajador fallecido, cuyo cadáver no pudo ser recuperado hasta tres horas después de haberse producido el accidente.
Fuentes del Ayuntamiento de Madrid confirmaron que la empresa adjudicataria de las obras, Ferrovial-Agromán, será objeto de investigación judicial, como ocurre en todos los siniestros en los que se registran víctimas mortales.
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