La persiana, tipo veneciana, cayó sobre la cabeza de la magistrada junto con unos cascotes de yeso. El mal estado de la pared hizo que los tornillos que sujetan la persiana rompieran la moldura.
La juez no sufrió daños graves, pero sí se mareó a consecuencia del golpe, que le produjo dolor de cabeza.
La semana pasada una inspectora de Magistratura de Trabajo visitó el edificio para tomar nota de los numerosos defectos que soportan los trabajadores.
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