Un depósito de agua, de doce metros de profundidad y más de cincuenta metros de diámetro se convirtió ayer en una trampa para un albañil que trabajaba en su construcción, en las cercanías del Cementerio Nuevo. El obrero, encaramado en un andamio instalado en el interior del depósito, cayó al fondo desde una altura de dos metros. Sus lesiones, la fractura de una muñeca y un fuerte traumatismo en la cadera, aunque graves, no fueron lo más preocupante del accidente.
Una escalera permitió a los integrantes de una unidad del SAMU llegar hasta el herido y atenderlo en el lugar. Sin embargo, resultaba imposible sacarlo del depósito. Siete bomberos ilicitanos fueron los que se encargaron de la faena. Para ello utilizaron una nueva camilla de rescate, parecida a una barca. Para izarla fuera del depósito fue preciso emplear la grúa de la obra. Sobre las dos y media de la tarde de ayer, una hora después de iniciarse la operación, el albañil era trasladado al hospital.
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