Un grupo de afectados por el amianto, antiguos trabajadores de Navantia San Fernando, se ruenieron con abogados del bufete Mitchell-S. Cohen, en Cádiz, por mediación de CC.OO., para estudiar la posibilidad de emprender acciones legales en Estados Unidos. Es el equipo de abogados que se ocupó ya de otras demandas de trabajadores civiles de la base naval de Rota que también se contaminaron con asbesto.
En el caso de Bazán Ferrol, es muy superior a Cádiz el número de trabajadores que estuvieron destinados en la transformación de barcos militares norteamericanos vendidos a España, merced a los acuerdos bilaterales. Manuel Amor Deus, un ex dirigente sindical, ha recordado durante un juicio en un juzgado de lo Social de Ferrol que estos buques «estaban cargados de amianto».
A Bazán Ferrol fueron enviados a reparar o para obras de carenado los barcos grandes. Entre los años 60 y 70 del pasado siglo pasaron por los diques de la actual Navantia Ferrol los destructores de fabricación norteamericana renombrados como Gravina, Churruca, Méndez Núñez, Blas de Lezo y Lángara. Y con anterioridad lo fueron los célebres «cinco latinos» que habían sido rebautizados con nombres como Jorge Juan, Valdés, Alcalá Galiano y Ferrándiz.
En EE.UU. las reclamaciones por enfermedades ocasionadas por el amianto cuentan ya con amplísima jurisprudencia en el ámbito civil. Decenas de bufetes de abogados se han especializado en esta materia.
En España no existe todavía este bagaje jurídico. Los afectados han de reclamar ante los tribunales ordinarios, si bien en caso de que ganen en primera instancia, las empresas suelen recurrir. O viceversa.
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