La Fiscalía decidió retirar los cargos contra el dueño de un taller de Mengíbar, por un grave accidente laboral en el que uno de sus trabajadores quedó parapléjico. No obstante, la acusación particular, ejercida por la víctima, sí mantuvo su petición de dos años y tres meses de cárcel y una indemnización de 900.000 euros.
Los hechos ocurrieron el 3 de septiembre de 2008. Esa tarde, el trabajador que entonces estaba a punto de cumplir 18 años y estaba como aprendiz en el taller, le encomendaron que desatornillara la carcasa del radiador de una excavadora. El aparato, de 217 kilos de peso, estaba apoyado en unas traviesas de madera. “Estaba en cuclillas cuando vi que se abría por una de las partes. Después, se venció y me cayó encima”, relató la víctima, sentada en una silla de ruedas, para explicar lo que pasó. “Yo no ejercí presión ni moví el taco que lo sujetaba”, se defendió.
Además, dijo que nunca recibió formación específica en prevención de riesgos laborales, a pesar de que existe un certificado, con su firma, que asegura que realizó un examen al respecto. Su defensa aseguró que lo rubricó a posteriori, cuando ya se produjo el accidente.
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