El español tiene el doble de posibilidades de perder la vida en el trabajo que el resto de los ciudadanos de la Unión Europea (UE) de los Quince. El perfil predominante entre las víctimas responde al de una persona mayor de 54 años, con contrato temporal, sin cualificación y residente en el noroeste del país. Un colectivo de alto riesgo, que reúne muchas de las características expuestas, es el de inmigrantes.
Los datos figuran en el primer Observatorio de Salud Laboral, realizado por el Instituto Sindical de Trabajo, Ambiente y Salud (ISTAS), la Unión de Mutuas y la Universitat Pompeu Fabra de Barcelona. El documento analiza la evolución de la siniestralidad desde 1996 y refleja que el 40% de los fallecimientos tiene que ver con el tráfico.
El director del Observatorio, Francisco García Benavides, explicó que este tipo de estudios “aportan información relevante para adoptar decisiones políticas y sociales”. El informe recoge una serie de recomendaciones que van desde la elaboración urgente de mejores estadísticas, atención especial a los trabajadores de la construcción y de los servicios o adecuación de los recursos necesarios hasta una buena planificación de las políticas de seguridad y salud en los desplazamientos.
En España fallece cada año en accidente laboral un millar de trabajadores, mientras que las enfermedades profesionales se desconocen. Como ejemplo, García Benavides señaló que en 2004 se produjeron cerca de 16.000 muertes provocadas por patologías vinculadas al trabajo, de las que las estadísticas oficiales sólo registraron dos.
Deterioro físico
García Benavides recordó que España encabeza los indicadores de siniestralidad de la UE. Aclaró que los accidentes mortales aumentan entre los trabajadores mayores por simples razones físicas. “Con los años la resistencia ósea disminuye, se acumula más desgaste mental y físico, y se es más débil ante las sustancias tóxicas”, dijo. Otro factor de riesgo es la temporalidad. Así, las lesiones mortales son dos veces y media más elevadas entre los trabajadores eventuales que entre los que poseen un empleo estable.
Las tendencias presentan comportamientos diferentes entre ambos tipos de contrato. En los indefinidos, la incidencia permanece casi estable a lo largo del período contemplado. En cambio la sufrida por los temporales asciende hasta el año 2000 para luego descender. García Benavides apuntó también que los fallecimientos predominan entre los trabajadores manuales, sin cualificación. En este sentido subrayó que “un grupo especialmente vulnerable es el de los inmigrantes regularizados”.
Y, en relación con el lugar de residencia, las tragedias mortales se producen con mayor frecuencia en las comunidades del noroeste, al parecer por la actividad productiva que se desarrolla en la zona. Por el contrario, la incidencia menor se observa en Madrid y en la cuenca mediterránea, con la excepción de Murcia, y junto con las islas. Las lesiones no mortales predominan en Baleares, Canarias, Andalucía, Cataluña, Navarra y Castilla-La Mancha.
UGT se unió a las informaciones sobre salud laboral difundidas por el Observatorio. El sindicato destacó la necesidad de incidir también en los riesgos psicosociales causantes, en muchos casos, de accidentes en el trabajo o enfermedades profesionales. Lamentó que sean obviados por las empresas cuando un 70% de los trabajadores siete que realiza su actividad profesional bajo “una gran carga mental, con escasa autonomía y en medio de unas relaciones laborales insatisfactorias”.
La central socialista recuerda la importancia de la Estrategia Española de Seguridad y Salud en el Trabajo, todavía pendiente de publicación por parte del Gobierno, para prevenir los riesgos profesionales. Las negociaciones entre el Ministerio de Trabajo, CEOE, CCOO y UGT para cerrar la Estrategia comenzaron hace años para “romperse” a finales de 2007. No obstante, parece que el debate se ha recompuesto y el lunes volverán a reunirse las tres partes.
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