Según datos de la última EPA, 6 millones de personas no tienen trabajo en España. Un estudio de Oxford University Press (The European Journal of Public Health Advance Access published April 19, 2012) señala que entre 2006 y 2010 han aumentado los problemas de salud mental en nuestro país: se ha producido un aumento del 19,4% en la prevalencia de depresión mayor, un aumento del 8,4% en la prevalencia de ansiedad generalizada y un aumento del 4,6% en la prevalencia de dependencia del alcohol.
Otros informes advierten de que por cada aumento del 1% en el desempleo aumenta un 0,79% la tasa de suicidios en menores de 65 años y la tasa de homicidios. Además, señalan la relación entre el aumento de la mortalidad por enfermedad cardiovascular, de las enfermedades hepáticas crónicas y de las infecciones respiratorias, ligadas a la crisis.
En España, afectada de lleno por la crisis, entra en vigor la reforma laboral que permite el despido de trabajadoras y trabajadores por faltar al trabajo aun con motivo de salud justificado. Cada vez acudimos más al trabajo aun estando enfermos, aumentando de este modo la posibilidad del error y, por tanto, de la producción de accidentes, el riesgo de contagios, etc.
Y sin embargo, el pasado 25 de abril se celebró en el Instituto Nacional de Seguridad e Higiene en el Trabajo (INSHT) la jornada sobre la “Promoción de la salud en el trabajo” y su contenido trató sobre la creciente obesidad de los trabajadores, el aumento del sobrepeso, del sedentarismo y de los malos hábitos alimenticios. También se hizo alusión a la salud cardiovascular de nuestra población y al aumento de la incidencia de las enfermedades cardiovasculares de corazón y cerebro. Por último, se nos recordaron los factores de riesgo: obesidad, hipertensión, el colesterol, la diabetes, consumo de tabaco, y la falta de deporte, para este tipo de enfermedades.
Para la Federación de Servicios a la Ciudadanía (FSC) de CCOO y, en particular, para su Secretaría de Salud Laboral y Medio Ambiente, ni se analizaron causas, ni se mencionó la crisis, ni se habló de condiciones de trabajo.
Está fuera de la realidad que en estos momentos que trabajadores y no trabajadores estamos viviendo, nos digan literalmente que “estamos gorditos”. Demuestra, por un lado, falta de análisis y, por otro, falta de sensibilidad.
¿Acaso el estrés no tiene que ver también con las enfermedades cardiovasculares? ¿No están los trastornos psicosociales como la depresión, la ansiedad y el estrés aumentando espectacularmente? Las condiciones de trabajo, ¿no tendrán también que ver en este tipo de factores de riesgo?
Decía Valentín Fuster, eminente cardiólogo que participó en la jornada (de lo mejor del día), que “hay que dedicar todos los días unos minutos a reflexionar”. Pues eso, reflexionemos y dediquemos esfuerzos y recursos humanos y materiales a lo importante.
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