Hay vocaciones que acarrean más de un disgusto. Un nuevo informe sobre la violencia escolar ha desvelado que los niños no son los únicos que sufren agresiones en las escuelas. Una gran cantidad de profesores viven un día a día difícil, en el que ellos también son las víctimas de abusos. El informe realizado por el sindicato CSI-CSIF indica que uno de cada tres profesores de la provincia ha sido amenazado o se ha sentido acosado por los alumnos, o por los padres de los alumnos, en alguna ocasión.
Las situaciones se han producido en clase en el 30% de los casos en clase, mientras que solamente el 8% de las amenazas se desencadenaron fuera de las aulas, protagonizadas por el alumnado en la mayor parte de los casos. Ante la pregunta de si alguna vez se han sentido menospreciados o han sufrido una falta de respeto con malas caras, contestaciones, portazos o respuestas como «no me da la gana», el 33% de los encuestados respondió que había vivido esa situación frecuentemente.
Malas contestaciones La falta de respeto, las malas contestaciones o las amenazas pasan factura en el profesorado. El 66% reconoce que estos comportamientos le han influido en su vida académica, mientras que el 56% admite que sus efectos también se han trasladado a su vida personal. ¿Cómo? La respuesta: el 69% vive desmotivado; el 21%, con miedo a entrar a clase; y el 8% se ve obligado a tomar una baja laboral por estrés, ansiedad, problemas digestivos o depresión, entre otros.
A la pregunta: ¿Crees que existen soluciones para resolver la baja conflictividad?, la mayoría, el 82%, contestó que la clave está en imponer la autoridad; el 51%, con burocracia; y el 33% manifestó que se podría solucionar con la participación de un mediador escolar.
«El primer no» El presidente nacional de Enseñanza de CSI-CSIF, Eliseo Moreno, comenta que la «baja conflictividad -falta de respeto, agresiones verbales- está destruyendo la convivencia en las aulas», y que «éste es el mayor problema de la educación española en estos momentos». Por eso, considera que la familia debe ser el primer ámbito para evitar que un niño se convierta en un tirano en cuanto atraviesa la puerta del centro escolar. «Si el niño recibe el primer no de un adulto en la escuela, entonces verá al profesor como un enemigo», recalcó Moreno.
Todas estas palabras las dijo el día que presentó los resultados del informe nacional, que cifra en uno de cada siete profesores los que sienten miedo al llegar a clase en el instituto.
El 15% de los docentes de Secundaria dice haber sido agredido físicamente alguna vez y el 73% reconoce que lo ha sido verbalmente, mientras que en Primaria los ataques se reducen.
Las agresiones verbales disminuyen al 47%, las físicas al 7% y el miedo a entrar en clase al 9%, según datos de 12.376 encuestados de ámbito nacional entre docentes de la enseñanza pública recogidos por el sindicato en junio de 2006.
Para paliar la «indefensión» que sufren los profesores, desde el sindicato la coordinadora de Educación en Cádiz, Carmen Sierra, pidió la condición de autoridad pública para los educadores. «En Finlandia, modelo de educación ejemplar, tiene la misma consideración agredir a un profesor que a un policía», aseguró Carmen Sierra. «La solución que proponen los educadores es conceder autoridad al profesorado. El docente no encuentra amparo ante una agresión del alumnado e incluso de los padres. Por ello, es necesario una autoridad normativizada», apuntó Sierra.
Algo a lo que se tendrá que poner alguna solución, ya que el año pasado un total de siete profesores fueron agredidos por padres o alumnos. «En Barbate, a un docente le sacaron una navaja, pero también destacan los casos acontecidos en Algeciras, La Línea, Cádiz y Jerez», reseñó Carmen Sierra, quien aseguró que «podían ser más, pero existen equipos directivos que aconsejan al profesor quitar la denuncia para no manchar la reputación del centro».
Este contenido ha sido publicado en la sección Noticias de Prevención de Riesgos Laborales en Prevention world.
