Baleares encabeza el índice de siniestralidad laboral de todas las comunidades autónomas: 55 trabajadores accidentados por cada mil trabajadores en activo. Mientras, la media nacional se sitúa en 43 accidentes laborales por cada millar de trabajadores activos, según los datos hechos públicos por CCOO.
Según los datos hechos públicos ayer por el sindicato, un total de 22.315 accidentes laborales se contabilizaron en el archipiélago en lo que va de año. Este cifra supone una bajada del 6% respecto a otros años. De éstos accidentes 22.146 fueron de carácter leve, 165 graves y cuatro muy graves.
No obstante, la tendencia histórica que sitúa a las Islas a la cabeza de siniestros en el tajo ha dado un vuelco significativo este año. Durante 2002, Baleares también ha encabezado el descenso de accidentes laborales graves o muy graves. Así, según los datos del Ministerio de Trabajo, los accidentes de carácter grave registrados en el archipiélago durante el presente año descendieron en un 31,5%. Mientras, los accidentes mortales experimentaron una bajada en las Islas de un 87,5%.
La Conselleria de Trabajo se congratuló por la bajada, por primera vez en los últimos años, del número de accidentes laborales graves o muy graves en las Islas. «Es fruto de las acciones emprendidas por la Conselleria en colaboración con los agentes sociales (sindicatos y patronales), la Inspección de Trabajo y las mutuas», indicaron.
Gestión «desastrosa»
Por el contrario, fuentes del Partido Popular calificaron de «desastrosa» la gestión del Govern en materia laboral. «Prometieron grandes inversiones para atajar la siniestralidad laboral y no lo han conseguido. Buena prueba de ello es que el índice de siniestralidad laboral en Baleares sigue siendo el más alto de todo el Estado», subrayaron.
Este año se han producido algunos accidentes laborales especialmente dramáticos. Uno de los siniestros mortales ocurrió en el Puerto de Palma. Un estibador peruano, Miguel Luis Aliaga Flores de 33 años, murió aplastado por un contenedor.
El accidente mortal se produjo el pasado 26 de julio en la bodega del buque Don Fernando, de la compañía Iscomar. El operario murió aprisionado en el momento en el que trataba de asegurar un contenedor de gran tonelaje. La carga se desplazó y aplastó al operario contra la pared.
La naviera habló de «imprudencia grave» del estibador por haberse situado en un lugar «extremadamente peligroso». El sindicato UGT, por su parte, denunció una práctica irregular en algunos buques: «llevan la carga destrincada, sin amarrar, para ganar tiempo. Esto está prohibido por Capitanía Marítima», señalaron.
La víspera del pasado 1 de mayo fue una jornada especialmente negra en el ámbito laboral en las Islas. Un operario de 19 años se amputó los dedos al engancharse la mano en una trituradora. Apenas un día antes, un agricultor de 80 años, murió desangrado en Pollença tras amputarse la pierna derecha mientras manejaba un motocultor. No fueron los únicos siniestros de la aciaga jornada. Un operario se cortó en una pierna en Muro con una radial. Por fortuna, no perdió la extremidad.
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