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Durante el primer semestre de 2002 el número de accidentes laborales en la provincia se redujo en un 5,93% con respecto al mismo periodo de 2001, aunque los siniestros de carácter mortal pasaron de 2 a 5. Estos son los principales datos de un estudio comparativo realizado por la Delegación Provincial de Industria y Trabajo para La Verdad.

El delegado de Industria, José Borrajeros, indicó que «las cifras ponen de manifiesto que se ha producido un descenso importante en la siniestralidad , aunque no podemos lanzar las campanas al vuelo, ya que tenemos un dato preocupante, el aumento de los accidentes mortales».

En el primer semestre de 2001 el número de accidentes registrados en la provincia fue de 8.124, mientras que en esos mismos seis meses de 2002 la cifra se redujo en 482 accidentes, situándose en 7.642 siniestros. En el centro de trabajo se produjeron 3.650 accidentes con baja -3.592 leves, 55 graves y 3 mortales- y otros 3.800 sin baja; en el trayecto al trabajo hubo 192 accidentes, de los que 185 fueron leves, 5 graves y 2 mortales.

Por sectores, el de mayor riesgo parece ser el industrial, con 1.264 accidentes, seguido de servicios, con 1.239 siniestros, y construcción, con 980, siempre entre enero y junio de 2002. En cuanto a bajas por enfermedades profesionales, entre enero y junio de 2002 se produjeron 64 casos, idéntico número que en el mismo periodo del pasado año 2001.

Los hombres se llevaron la peor parte de la siniestralidad, ya que el 84,93% de los accidentes fueron sufridos por varones frente al 15,07% que padecieron las mujeres.

Pero, ¿por qué se producen estos accidentes? De acuerdo con este informe de Industria y Trabajo, en el 30% de los casos son consecuencia de un sobreesfuerzo; a continuación se sitúan los golpes por objetos (12,17% de los casos), las pisadas sobre objetos (11,43%), fragmentos o partículas (8,39%), caídas de personas a distinto nivel (6,85%) o al mismo nivel (6,41%), y a continuación, otros motivos que van desde atropellos a contactos térmicos, pasando por seres vivos, desplomes, desprendimiento de objetos o explosiones.

Consecuencias

En cuanto a las consecuencias, en un 29,65% se producen torceduras, esguinces y distensiones; un 15,68% de los accidentes acaban en contusiones y aplastamientos; un 14,74% en lumbalgias; un 11,78% en otras heridas, y a continuación se sitúan otro tipo de efectos como fracturas, cuerpos extraños en los ojos, quemaduras o luxaciones.

Para poner coto a los accidentes, la Junta tiene en marcha un Plan de Acción contra la Siniestralidad Laboral, que en el caso de la provincia ha llevado a los cuatro inspectores con que cuenta la Delegación de Industria -el doble que hace un año- a visitar 350 centros de trabajo en el primer semestre de 2002; a final de año se habrán inspeccionado 600 empresas.

Los datos ponen de manifiesto que el 90% de las empresas disponen de un estudio de evaluación de riesgos, pero sólo el 57% de ellas cuenta con un plan de prevención, que es el siguiente paso. Además, en la mitad de las empresas existe delegado de prevención y también en ese mismo porcentaje funciona el comité de seguridad; ahora bien, sólo el 43% de las empresas ha dado información sobre prevención a sus trabajadores.

Borrajeros indicó que «poco a poco la cultura de la prevención comienza a calar, el problema haya estado en que la Ley de Prevención se ha aplicado muy lentamente».

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La Verdad

Este contenido ha sido publicado en la sección Noticias de Prevención de Riesgos Laborales en Prevention world.

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