Las líneas aéreas conocen desde hace al menos diez años el posible vínculo entre la trombosis profunda y los vuelos de larga duración, según denunció ayer un programa de la televisión británica BBC. Los responsables del espacio ‘Panorama’ aseguraron que docenas de líneas aéreas rechazaron o hicieron caso omiso de las solicitudes de los científicos para estudiar la formación de trombos entre los pasajeros.
El experto Sam Shuster explicó cómo en 1996 British Airways le negó la posibilidad de desarrollar un estudio entre sus clientes. En la carta de rechazo, la compañía asegura que «la mayoría de los pasajeros no quieren verse implicados y sólo desean que se les deje viajar en paz», al tiempo que admite otra «dificultad añadida: tenemos que tener cuidado, porque como organización comercial, no tenemos ningún deseo de dar a entender que volar puede ser malo para la salud».
Alarma
El pasado mayo la prestigiosa revista médica británica ‘The Lancet’ publicó un alarmante informe. La conclusión: uno de cada diez pasajeros de vuelos de largo recorrido corre peligro de sufrir una trombosis. El estudio, dirigido por el cirujano John Scurr, de los hospitales londinenses Middlesex y University, aporta datos que parecen demostrar de manera concluyente la relación entre los vuelos de larga duración y la formación de coágulos.
Los investigadores revelan que se dan cuarenta veces más casos de trombosis profunda en las venas (DVT) tras los vuelos transatlánticos. La mayoría de esos coágulos (trombos) son de tamaño reducido y se disuelven espontáneamente sin consecuencias, matizan los expertos. El uso de unas medias compresoras especiales, como las utilizadas por las azafatas de algunas aerolíneas, contribuye a reducir el riesgo.
Este contenido ha sido publicado en la sección Noticias de Prevención de Riesgos Laborales en Prevention world.
