Según los datos de 2003 recogidos en la V Encuesta Nacional de Condiciones de Trabajo, los indicadores de actividad preventiva han registrado una evolución muy satisfactoria con respecto a la anterior edición de 1999. Los indicadores más fuertes son los relacionados con los aspectos formales de la legislación como la evaluación inicial de riesgos, son moderados los indicadores relacionados con la vigilancia de la salud y débiles los relacionados con el acceso a la formación y a la información en materia de prevención de riesgos laborales. Sin embargo, la Encuesta Nacional pone de manifiesto un cierto retroceso en cuanto a la satisfacción de los trabajadores sobre sus condiciones de trabajo.

El pasado 1 de octubre se presentaba la quinta edición de la Encuesta Nacional de Condiciones de Trabajo, una encuesta que promueve el Instituto Nacional de Seguridad e Higiene en el Trabajo y que viene realizándose de forma sistemática desde 1987, lo cual supone prácticamente 20 años de historia de prevención de riesgos laborales en nuestro país.

Estructura preventiva

La Encuesta refleja un incremento continuado en lo que se refiere a la presencia de delegados de prevención. En seis años (1997-2003) el número de empresas con delegado han pasado de un 12,8% a un 41,6%.

También ha crecido el volumen de empresas con un modelo de prevención definido (de un 75,7% pasa a un 91,1%), así como la implantación de Servicios de Prevención Ajenos –casi todos ellos pertenecientes a Mutuas-, presentes en el 74% de las empresas.

La figura de “trabajador designado” fracasa como modalidad preventiva, especialmente en la pequeña y muy pequeña empresa y, paradójicamente, tiene su mayor repercusión en las empresas de entre 50 a 250 trabajadores, que establecen modelos de prevención mixtos en los que en un 28% está presente el trabajador designado.

Actividad de Protección y Prevención

La evaluación inicial de riesgos ha registrado un importante incremento, aunque con una distribución desigual: el 52,6% de las empresas de 2 a 9 trabajadores dicen haber realizado la evaluación inicial de riesgos frente al 88,5% de las empresas de más de 250 trabajadores.

Las actuaciones de vigilancia de la salud se han incrementado hasta llegar a una cobertura del 66,4% de los trabajadores, cifra discreta ya que refleja que uno de cada tres trabajadores no ha tenido acceso a la vigilancia de la salud. Esta cifra se reduce al 46,0% para los trabajadores de empresas de menos de 10 trabajadores.

Las oportunidades de formación presentan un valor débil frente a otros indicadores de actividad dado que la empresa española parece facilitar poco la formación de sus trabajadores. Solamente el 59% de los trabajadores afirman haber recibido formación por parte de las empresas, este indicador se reduce al 50,5% cuando se habla de formación en prevención de riesgos laborales y cae a un 37,5% si, además, se trata de empresas de menos de diez trabajadores.

El 22,4% de los trabajadores no reciben ningún tipo de información sobre riesgos y sólo el 20,6% reciben información verbal asociada a una información escrita.

En general la pequeña empresa, principalmente la de menos de diez trabajadores, presenta indicadores débiles en todos los aspectos relacionados con la prevención. El modelo actual de prevención no se ha mostrado eficaz para igualar las oportunidades en el acceso a la protección de la salud de los trabajadores de la pequeña empresa con los trabajadores de la mediana o gran empresa.

La atención, el ritmo de trabajo, la postura y los movimientos repetitivos encabezan la lista de riesgos.

Factores de Riesgos y Daños a la Salud

De forma general y en términos de satisfacción con las condiciones de trabajo la Encuesta Nacional pone de manifiesto un cierto retroceso. Si en 1999, el 63,1% de los trabajadores decían tener una percepción positiva de sus condiciones de trabajo, esta cifra baja a un 59% en 2003. Este dato es importante si consideramos los resultados de la Encuesta Europea de 2000, en la que el 28,7% de los trabajadores europeos se manifestaban muy satisfechos en su trabajo frente al 18,8% de los españoles.

El análisis de la exposición a riesgos y de los daños a la salud pone de manifiesto la concentración de los riesgos en los ámbitos de la ergonomía y psicosociología y la consolidación de una sociedad de servicios en la que la presión del cliente se evidencia como el agente de mayor peso en la determinación del ritmo de trabajo. La atención, el ritmo de trabajo, la postura y los movimientos repetidos encabezan la lista de riesgos más frecuentemente percibidos por los trabajadores.

Este contexto enmarca una nueva epidemiología de la enfermedad profesional en el que el daño a la salud se produce como consecuencia de la sobrecarga laboral de las funciones biomecánicas, de los sentidos y de la conducta. Podemos hablar, pues, de una enfermedad profesional más compleja y en la que participan de forma más activa factores no laborales. El actual reto, por lo tanto, está en la esfera de la Seguridad Social, que deberá de arbitrar medidas para reconocer de alguna manera la nueva epidemiología de la enfermedad profesional.

Un indicador de especial relevancia es el referido a la demanda sanitaria atribuible al trabajo, es decir, los trabajadores que acuden a la consulta de un médico por problemas relacionados con el trabajo. De acuerdo a los resultados de la Encuesta, el 22% de las consultas médicas tienen una relación con las condiciones de trabajo. Este dato refleja la conveniencia de que el Sistema Nacional de Salud mejore su capacidad para identificar y gestionar con eficacia la demanda sanitaria en la que intervienen factores de riesgo laboral. Una recomendación que ya reflejaba la Comisión Europea al proponer en el texto acompañante a la Lista Europea de Enfermedades Profesionales que los Sistemas Nacionales de Salud jueguen un papel más activo en lo que se refiere a la enfermedad profesional.

La falta de seguridad se pone también de manifiesto en esta edición de la Encuesta Nacional en la que el 74% de los trabajadores perciben algún riesgo de accidente. La Encuesta Europea de Condiciones de Trabajo en su edición de 2000 ya indicaba que el nivel de inseguridad percibido por los trabajadores españoles (40,7%) es superior al del conjunto de los trabajadores europeos (27,1%).

La atribución al “exceso de confianza o costumbre” como causa de accidente ha pasado de ser referida por un 76,5% de los trabajadores en la edición de la encuesta de 1987 a un 49,1% en la edición actual. Este hecho pone de manifiesto una mayor capacidad para la identificación de las causas objetivas del riesgo de accidente por parte del trabajador.

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Revista Por Experiencia – Jerónimo Maqueda, Subdirector de la Escuela Nacional de Medicina del Trabajo

Fuente

Este contenido ha sido publicado en la sección Artículos Técnicos de Prevención de Riesgos Laborales en Prevention world.

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