Según las últimas encuestas del CIS (Centro de investigaciones sociológicas), para los españoles el paro es el principal problema al que se enfrenta España, seguido de la economía y el terrorismo. Refleja por tanto un estado de amenaza constante.

En las páginas de los periódicos y en los informativos de radio y televisión hay unas siglas que se hacen cada vez más conocidas para la población en general, los ERE o Expedientes de Regulación de Empleo. Distintas investigaciones en Europa y EE.UU. muestran que las regulaciones de empleo y los despidos colectivos tienen consecuencias para la salud tanto de las personas que pierden su empleo como de las que lo conservan.

A estos despidos colectivos hay que añadir los individuales, generalmente la primera medida que adoptan las empresas pequeñas y medianas, menos pregonados pero mucho más numerosos y con peores efectos para quienes los padecen. En este apartado debemos de incluir también a aquellos trabajadores a los que no se ha renovado su contrato temporal. Recordemos que en España uno de cada tres trabajadores asalariados tiene un contrato temporal.

Veamos algunas características de la situación económica que aumentan la posibilidad de que un trabajador sufra estrés:

• La crisis financiera y económica provoca una situación nueva en el mercado de las empresas que afecta al trabajador.

• La incertidumbre del entorno hace difícil predecir lo que ocurrirá, incluso la cuestión de si se mantiene o no el puesto de trabajo.

• La ambigüedad de la situación.

• El desequilibrio entre la gran cantidad de información sobre la crisis que aparece en los medios de comunicación que contrasta con habitualmente escasa información y comunicación formal transmitida por la propia empresa.

• La inminencia de una posible pérdida del puesto de trabajo.

En resumen, cuanto más tiempo se mantenga la situación de crisis, provocadora del estrés, mayor será el desgaste para el individuo.Este hecho da lugar a un descenso en la calidad y motivación del trabajador durante la jornada laboral, aumentando el riesgo de problemas psicosociales dentro del entorno laboral. Este tipo de estrés produce enfermedades cardiovasculares y lesiones músculo-esqueléticas.A pesar de que en España no existe ningún estudio específico sobre ERE tienen sobre la salud de la plantilla en general, si hay evidencias en trabajos realizados en Europa y EEUU que muestran que las enfermedades laborales se incrementan entre las personas que han conservado su empleo después de un ERE.

Es evidente que existe cierta relación entre salud y procesos de reestructuración, tanto en lo que se refiere al propio proceso, como a los efectos posteriores (reestructuración, trabajo temporal, de inferior cualificación, fuera del sector de procedencia, los propios efectos en las condiciones de trabajo de aquellos trabajadores que permanecen en el sector o la empresa…).

Extrato del artículo publicado en la revista Prevention World Magazine nº25

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Ricardo Fernández García. Doctor en Ciencias Químicas, Técnico Superior en Prevención de Riesgos Laborales

Fuente Revista PW Magazine 25

Este contenido ha sido publicado en la sección Artículos Técnicos de Prevención de Riesgos Laborales en Prevention world.

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