La mayoría de las empresas en su esfuerzo por cumplir con la normativa en prevención de riesgos laborales han limitado su actuación a un cumplimiento formal de las obligaciones preventivas. Pero las carencias detectadas en seguridad laboral no son fácilmente subsanables con una mera reforma legal. En mi opinión, la verdadera reforma la deben hacer las empresas integrando la prevención de riesgos laborales en su organización, es decir crear una verdadera cultura preventiva. Los gobiernos deben aceptar que esta cuestión se escapa al ámbito puramente legislativo.

La comunicación

La comunicación es una necesidad inherente al ser humano y no podemos negar su existencia. Otra cosa es que ésta sea efectiva, esto es, que la personas o personas destinatarias de un mensaje lo reciban tal como lo concibe quien lo emite. Las trabas para que la comunicación no sea efectiva son varias. Veamos algunas:

– Que no se empleé el canal adecuado. P.e. emplear notas escritas para personas con deficiencias visuales.

– Que el código empleado por el emisor no pueda ser decodificado por el receptor. P.e. los interlocutores hablan en idiomas diferentes.

– Que la forma sea inadecuada. P.e. se utiliza un tono de voz despectivo hacia el receptor.

– Que el contexto no sea apropiado. P.e. vestimenta descuidada del emisor o una sala de conferencias con la calefacción demasiado alta.

Para el desarrollo de este artículo nos interesa la comunicación interna de la empresa, o sea, se conocen los interlocutores y está delimitado el ámbito a la propia organización. Esta comunicación puede ser:

– Ascendente. La información fluye desde las jerarquías inferiores (trabajadores) hasta las superiores (alta dirección).

– Descendente. La información parte de la alta dirección hacia los trabajadores.

Los soportes utilizados son múltiples (tablones, cartas personales, reuniones, mensajes por internet, periódico interno, entrevista personal,…). Nos centraremos en la comunicación escrita descendente, cuyas ventajas son:

– Llega a gran número de trabajadores.

– Es barato. El soporte de papel es un recurso de bajo coste.

– Potencia el efecto recuerdo. La información se recibe tantas veces como se lea.

Comunicación y conducta

La comunicación además de transmitir información impone conductas siempre que se elabore correctamente el mensaje, se elijan los canales más adecuados y exista una predisposición receptiva por parte de los trabajadores. Podríamos argumentar una metodología para corregir conductas en los trabajadores con los siguientes pasos:

1.- Observación del grupo. Antes de determinar qué conductas tratar se deben conocer la realidad de las condiciones de trabajo de los trabajadores y sus necesidades. Este análisis de la situación es recogido por los profesionales más cercanos a estos. P.e. el encargado de obra observa que algunos trabajadores no utilizan casco y que otros le han manifestado la incomodidad de llevarlo.

2.- Determinación del objetivo. El objetivo es el cambio de conducta del trabajador, en este caso, que utilice el casco. Las características que debe cumplir un objetivo son:

– Debe ser observable. P.e. que se compruebe que los trabajadores utilizan el casco.

– Debe ser gratificante. La consecución de éste reportará satisfacción al grupo.

– No debe alterar de forma negativa la normalidad de actuación del grupo.

– La conducta a alcanzar debe determinarse por consenso.

– 3.- Elaborar el mensaje y elegir el canal. El canal en nuestro caso sería el cartel.

4.- Controlar el cambio de conducta. Debido a que este cambio es progresivo debemos estar atentos a las señales que se produzcan indicativas de que el proceso establecido es el adecuado. Así, p.e., una señal positiva sería si los trabadores solicitan cascos de un modelo determinado.

El mensaje escrito

La elaboración del mensaje requiere tener claro cual es el objetivo y no dejar nada a la improvisación, esto es, la dirección recaba la información necesaria de la problemática directamente de mandos en obra para tener una idea clara de la situación. Se programarán una serie de reuniones para definir el texto y diseño donde participa la empresa a varios niveles, incluido representantes de los trabajadores. Lo más adecuado es dejar la configuración técnica del cartel a profesionales, a diseñadores gráficos o publicistas, aunque es necesario saber transmitir a éstos las inquietudes de la empresa. Si la empresa contrata servicios externos en materia de prevención, no hay excusa para no hacerlo en el diseño de la campaña referida.

Normas básicas para la elaboración del mensaje:

• Frases cortas que expresen una sola idea.

• Lenguaje sencillo, directo y acorde con la normalidad del grupo.

• No debe provocar alarmas ni tensiones.

• Usar colores llamativos.

Suele ser interesante combinar gráficos y fotografías junto al texto. Eso potencia el efecto llamada y ayuda a retener el mensaje, así por ejemplo si acompañamos el texto con una fotografía de un oso adorna el mensaje con una imagen de seguridad. La situación de los carteles se realizará en zonas de paso y de obligada estancia de los trabajadores, como los vestuarios o el comedor. Cabe destacar que es perjudicial el exceso de carteles de diferente contenido y en gran número, pues se pierde la atención pretendida.

En cuanto al material usado y su tamaño dependerá de la situación exacta del cartel. Evidentemente el papel para mensajes colocados a la intemperie no es efectivo. También podemos aprovechar soportes ya creados, por ejemplo, sobre la nómina que mensualmente recibe el trabajador, en el margen inferior, podemos incluir alguna cita del tipo: “ Trabaja seguro, ayúdanos a conseguirlo. Campaña contra los accidentes laborales”, “El uso del casco evita el 40% de las muertes por traumatismos craneo-encefálicos”, etc.

Conclusiones

El éxito para crear una verdadera cultura de la prevención en la empresa consiste en integrar ésta a todos los niveles. Existen varios procedimientos que ayudan a conseguir esta cultura. Uno de ellos, de bajo coste y alta efectividad, es la colocación de carteles en obra. A diferencia de otro tipo de información escrita, como puede ser los carteles que obligan al uso de algunos elementos de protección, los aquí explicados pretenden que le trabajador se conciencie de la necesidad de actuar de forma segura. Para ello se tiene que sentir partícipe en el proceso preventivo. A pesar del derecho del empresario a ejercer su facultad sancionadora por el incumplimiento de los trabajadores de las normas establecidas en esta materia, previo, si cabe, a estas medidas es necesario una inteligente campaña de concienciación.

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Ricardo Huete García – Técnico de Prevención de Riesgos Laborales

Fuente

Este contenido ha sido publicado en la sección Artículos Técnicos de Prevención de Riesgos Laborales en Prevention world.

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