Hace algún tiempo, hablar de yoga era motivo de desconfianza. Se trataba de una actividad que creaba cierto recelo social ya que era utilizada por diversos colectivos y sobre todo, sectas, que atraían a la gente a través de esta práctica.
Sin embargo, ahora las cosas han cambiado mucho. El yoga crea afición entre la gente de a pie. Los participantes encuentran en esta actividad un modo para relajarse y combatir el estrés que cada vez es más frecuente en la vida diaria.
Las personas que acuden al curso que organiza la Asociación de Vecinos de Laviada son el mejor testimonio que avala los grandes resultados que tiene una técnica tan desconocida por muchos como es el yoga. De hecho, las 32 plazas que había al principio del curso para tomar parte se completaron en sólo unos minutos. A partir de este mes, comenzará otro grupo con 14 nuevos integrantes.
Y es que el yoga tiene un amplio abanico de seguidores. Se ha convertido para muchas amas de casa, jubilados o adultos en general, en una vía de escape de las tensiones diarias. Muchos médicos recomiendan su práctica a pacientes con depresiones o que sufren problemas de ansiedad.
La monitora del curso anima a todo el mundo a participar en cualquiera de los centros especializados que se pueden encontrar ahora. Sin embargo, recuerda que el yoga no es una panacea: «Está claro que no vale para todas las personas».
Ella recomienda a todo el practicante aplicar los ejercicios que aprenden en la vida diaria: «Si sólo se limita a las clases no sirve de nada».
En las clases las enseñanzas tienen como objetivo que los alumnos y alumnas sepan como deben colocarse para no dañar el cuerpo o para descansar mejor cuando se echan en la cama.
Las personas que participan en el curso se muestran muy satisfechas de la marcha del mismo, así como del aprendizaje adquirido. Una de las alumnas admite lo importante que es para ella tomar parte en el cursillo: «Es una actividad donde aprendo a relajarme y que permite además, relacionarme con más gente. A la mayoría nos ayuda a sentirnos mejor con nosotros mismos».
Uno de los hombres que toman parte ratifica estas palabras. Él prefiere el yoga antes que la gimnasia: «Es menos duro, puesto que los ejercicios son más suaves lo que permite que lo pueda hacer todo el mundo».
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