El juicio por mobbing sobre un trabajador de Vicrila celebrado en el Juzgado de lo Social número 5 de Bilbao, tras una demanda de oficio presentada por el Gobierno vasco, quedó ayer visto para sentencia después de que los letrados de la Administración, del trabajador y de la empresa se ratificaran en sus sus alegaciones.
El origen de la causa es un informe de la Inspección de Trabajo en el que se indicaba que la actuación de la empresa en el conflicto surgido «atenta contra la dignidad del trabajador» Francisco Sánchez y que el origen de la presión a que éste fue presuntamente sometido estuvo en su negativa a acogerse al plan de prejubilaciones de la compañía. En concreto, el operario, con categoría de jefe de taller, fue destinado a cargar carretillas.
En la vista, el representante de Vicrila negó la existencia de mobbing. Lo que hubo, señaló, fue una modificación de las condiciones de trabajo, por la que la compañía ya ha sido condenada. Además, trató de demostrar con testigos que el operario no ejercía desde 1993 la responsabilidad de jefe de taller, para la que no le considera capacitado. También intentó restar trascendencia a la baja laboral por estrés del empleado afectado.
Por su parte, la acusación particular basó su argumentación en que el trabajador ha seguido teniendo en los últimos años puestos de responsabilidad en la empresa, hasta que rechazó la prejubilación, mientras que el de la Administración precisó que tiene una cualificación superior a la de «carrista», tarea a la que ha sido destinado con «menoscabo» de su persona.
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