Los trabajadores del centro de salud Rondilla II critican la falta de aislamiento de los tratamientos con metotrexato y de medidas preventivas que protejan a los trabajadores cuando se prepara la quimioterapia de sus efectos negativos. Este fármaco es tóxico y puede provocar problemas por contacto, inhalación de partículas en suspensión o salpicaduras accidentales.
La falta de espacio físico en el centro de salud provoca que en la unidad de archivo de historias clínicas, según los trabajadores, coincidan diferentes servicios habitualmente separados.
Así según personal del centro y el sindicato CSI-CSIF, en el mismo habitáculo está «el almacén de historias clínicas, la enfermera, la auxiliar administrativo, la asistente social y realiza sus terapias de grupo la psicóloga». Y tan solamente separados por una «fina pared de micromadera», según la definen los afectados, «hacen la preparación y llevan a cabo el tratamiento con la citada quimioterapia».
El paciente que acude a la misma, que se emplea para problemas de piel, hepatitis, problemas reumatológicos o neoplasias, entre otros, «tiene que pasar por delante de los otros trabajadores y pacientes psiquiátricos que estén en ese momento o pidiendo cita, facilitando datos, con los glúteos al aire porque la enfermera les está poniendo una inyección o contando a la asistente social sus problemas económicos y sociales».
Esta situación es, para el sindicato, insostenible por la falta de intimidad para los enfermos, tanto para los de salud mental como para los de quimioterapia ambulatoria, y de garantías con el tratamiento con metotrexato dado que «no se realiza en las condiciones adecuadas de salud laboral, con medios de protección, como una campaña, ni medidas que adoptar en caso de derrame u otros problemas», destacan las mismas fuentes.
En este sentido, fuentes de Sacyl destacan que la dispensación de este tratamiento «se realiza con totales garantías de seguridad para los pacientes y los trabajadores, cumpliéndose escrupulosamente la normativa y las inspecciones periódicas». Además, añade la Gerencia de Área, aunque «la habitación es contigua a las dependencias asignadas a la unidad de salud mental, el aislamiento es completo».
La falta de espacio es el resultado del incremento del equipo de salud mental. Hasta hace poco y durante unos meses incluso las consultas de psiquiatría coincidían en la misma sala que los archivos, el asistente social o el paciente de quimioterapia.
Varios trabajadores han presentado reiteradamente sus quejas, sin éxito alguno, por esta situación de falta de seguridad y de habitabilidad. Un asunto que analizará en septiembre el Comité de Salud Laboral al entender una situación de riesgo.
La Junta destaca que «la nueva dotación de personal para la Unidad de Salud Mental del centro Rondilla II ha hecho que la sala de juntas del centro de Salud haya sido habilitada para que pudieran ubicarse la trabajadora social y la administrativa asignadas a dicho servicio». Destaca asimismo, que las terapias de grupo, así como el resto de las actividades asistenciales de la psicóloga, «se llevan a cabo en su propio despacho».
Las mismas fuentes sindicales destacan que finalmente la psicóloga ha trasladado las terapias de grupo a su despacho para garantizar la privaticidad pero que ello supone el traslado de una decena de sillas a un espacio muy limitado cada vez que realiza este tratamiento.
La atención de la salud mental arrastra en algunas de sus consultas la herencia de una reorganización de redes, procedentes de la Junta, el viejo Insalud y las diputaciones.
En la zona Oeste hay cinco centros con consultas de salud mental (Delicias, Sanidad, La Victoria, Casa del Barco y Parquesol) y, en la Este, hay tres dispositivos (el Comarcal de Medina del Campo para la zona rural, el Clínico y La Rondilla). Según denuncia el sindicato CSI-CSIF es, en esta última unidad, donde hay más problemas por su dependencia funcional de Atención Especializada, concretamente del Clínico, pero física de Primaria y aunque ahora ha sido dotado con recursos humanos largamente demandados la organización de la asistencia y el trabajo es, a su entender, «caótica».
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