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«Ha sido un auténtico golpe de mala suerte», repetían desconsolados los compañeros del obrero de 31 años que ayer por la tarde falleció sepultado en el interior de una zanja de un colector ubicado en la salida de Zaratán de la carretera de Wamba.

Las paredes de un pequeño surco de unos dos metros de ancho y otros tantos de alto situado en mitad de una gran zanja se vinieron abajo cuando Luis Antonio L. estaba dentro alrededor de las 16.30 horas. El derrumbe atrapó al trabajador y de nada sirvieron los esfuerzos de sus compañeros por desenterrarle utilizando, incluso, una máquina retroexcavadora para llegar a él.

En esas estaban sus compañeros de la empresa vallisoletana Timoteo Calleja e hijos -responsable de las obras de conexión de los desagües de las urbanizaciones El Mirador y Los Molinos a un colector municipal- cuando llegó una dotación de los Bomberos de la capital para colaborar en las tareas de rescate y apuntalamiento del terreno.

Los efectivos del Servicio de Extinción de Incendios se encontraron a la víctima con la cabeza al descubierto, si bien los sanitarios que accedieron al lugar, cuando este estaba asegurado, solo pudieron certificar la muerte del operario, según explicaron fuentes del Cuerpo y del 112. «Hemos tenido que hacer una entibación de emergencia con tableros y puntales mientras desenterrábamos el cuerpo, pero no hemos podido ir más rápido», lamentó uno de los intervinientes.

Al lugar de los hechos, en el kilómetro 1,5 de la margen izquierda de la VA-514 en sentido a Wamba, se desplazó un equipo de Policía Judicial de la Benemérita, cuyos agentes comprobaron que el trabajador llevaba el casco en el momento del desplome y comenzaron a investigar las causas que motivaron el accidente.

Un furgón de la funeraria municipal Nevasa trasladó el cuerpo de la víctima a las instalaciones del Instituto de Medicina Legal. Acto seguido, los operarios de la empresa procedieron a acordonar el perímetro con una red de plástico.

Luis Antonio L. tenía una amplia experiencia en el sector y llevaba más de una década vinculado a la empresa vallisoletana. El obrero era natural de La Pedraja, aunque residía desde hacía tiempo en Mojados junto a su esposa y dos hijos pequeños.

El luctuoso siniestro conmocionó ayer a los vecinos del fallecido en la víspera del comienzo de las fiestas en el municipio. Por su parte, el alcalde de Zaratán, Carlos Carranza, mostró su pesar por lo ocurrido.

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El Norte de Castilla

Este contenido ha sido publicado en la sección Noticias de Prevención de Riesgos Laborales en Prevention world.

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