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Uno de cada tres médicos españoles sufre desgaste profesional y está afectado, en mayor o menor grado, por el síndrome del burnout, según informó hoy el presidente del Colegio Oficial de Médicos de Barcelona, Miquel Bruguera. La prevención de este síndrome, del estrés y de las posibles adicciones de los médicos serán los objetivos de la nueva fundación que esta organización presentó hoy.

La mayoría de médicos “no se cuidan de su propia salud” y “frecuentemente recurren al autodiagnóstico o en algunos casos consultan con algún compañero en el pasillo del hospital y de manera informal”, explicó Bruguera. La automedicación es también muy utilizada por este colectivo profesional.

La fundación Galatea, impulsada por el Consejo de Colegios de Médicos de Cataluña, pretende prevenir posibles casos de desgaste profesional, ayudar a combatir el estrés y cuidar en especial de la salud del estudiante de medicina, del médico residente y de las doctoras que compaginan su tarea profesional y doméstica.

Otro de los colectivos a los cuales se destinan los programas que promoverá la fundación son los médicos que actualmente se encuentran en un proceso de litigio, tras ser denunciados por algún paciente. La fundación les ofrecerá “apoyo psicológico y emocional” para “ayudarles en esta situación, que suele ser devastadora”, según Bruguera.

Médicos con trastornos mentales y adicciones

Este nuevo organismo también gestionará el Programa de Atención al Médico Enfermo (PAIME) que el Colegio de Médicos creó en 1998 para atender a profesionales con trastornos mentales y adictivos. El programa ofrece una unidad de hospitalización en Barcelona, cuya localización se mantiene en secreto para “garantizar la confidencialidad”, según el gerente del PAIME, Antoni Arteman.

Un total de 443 médicos de toda España han sido atendidos por el PAIME desde 1998. El 60 por ciento de estos profesionales acude a este programa por trastornos psíquicos, como depresiones, fobias, trastornos alimentarios o ludopatías. Un 26 por ciento sufre alcoholismo, mientras que el 14 por ciento restante es adicto a otro tipo de drogas como cocaína, anestésicos o psicofármacos.

La mayoría de médicos no llegan a ingresar en la unidad de hospitalización y siguen un tratamiento ambulatorio. El 73 por ciento de estos profesionales siguen trabajando porque “están controlados y estabilizados”, mientras que el resto sufren baja por enfermedad, invalidez o se encuentran en paro, según Arteman.

Un 2,7 por ciento se tratan tras ser denunciados

El 89 por ciento de médicos piden ser tratados voluntariamente, mientras que en el 8 por ciento es algún compañero o familiar quien comunica el caso al colegio profesional. El 2,7 por ciento de profesionales empieza su tratamiento tras la denuncia de algún paciente.

La unidad de hospitalización del PAIME cuenta con 13 camas y un equipo formado por psiquiatras, psicológos, enfermeras y auxiliares de enfermería. Este centro también atiende a enfermeras afectadas por los mismos trastornos que deciden pedir ayuda a su colegio y que se integran en el programa Retorn.

Los médicos todavía tienen ciertas reticencias a recibir tratamientos a causa de trastornos mentales o adictivos, explicó Arteman. “Les cuesta convertirse en enfermos y también tienen ciertos miedos porque conocen las limitaciones de la medicina y los errores que puede haber en un diagnóstico”, añadió.

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Europa Press

Este contenido ha sido publicado en la sección Noticias de Prevención de Riesgos Laborales en Prevention world.

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