La fiscalía reclama una condena de ocho años de prisión a un hombre por intentar matar a cuchilladas a su jefe tras una acalorada discusión por el finiquito a mediados de 2012 en Palma. El supuesto agresor, que está acusado de un delito de homicidio en grado de tentativa, exigió al empresario, quien además es su concuñado, el pago de 5.000 euros en concepto de liquidación. El empleador se negó a abonar esta cantidad, por lo que el sospechoso respondió a navajazos en una cafetería del Forn de Campos situada en el polígono de Son Castelló. Según la acusación, le asestó dos graves puñaladas en el pecho. La víctima, muy debilitada y sangrando en abundancia, le imploró que no le quitara la vida, pero este persistió en su ataque hasta que al final huyó del lugar.
Además de los ocho años de cárcel, el ministerio público solicita para el imputado la prohibición de aproximarse y comunicarse con el perjudicado por un periodo de diez años, así como que le indemnice con más de 24.000 euros por las graves lesiones y secuelas sufridas. El fiscal aprecia en estos hechos la circunstancia atenuante de arrebato, al considerar que el sospechoso actuó bajo un estado de gran ofuscación y cólera.
El juicio contra el hombre, de 30 años de edad y de origen cubano, está previsto que se celebre la próxima semana en la Audiencia Provincial de Palma.
El acusado a mediados de 2012 se hallaba profundamente enojado y disconforme con la actuación de su jefe, para el que había estado trabajando hasta hacía pocos días en su empresa de reformas. Según su versión, le había rescindido el contrato laboral que les vinculaba y le adeudaba el finiquito de 5.000 euros. Además, le reprochaba que no le había comunicado personalmente la extinción del contrato, hecho del que se había enterado por un mensaje de móvil de la seguridad social.
El pasado 23 de mayo de 2012, sobre la una de la tarde, el trabajador se personó en un establecimiento del Forn de Campos, situado en Gran Vía Asima, en el polígono de Son Castelló de Palma, donde su concuñado normalmente se reunía con otros operarios, ya que en esa zona estaban llevando a cabo obras de reforma en otro local próximo. Tras compartir un rato con los empleados, estos se marcharon y ambos empezaron a discutir por el finiquito. El jefe se negó a abonarle los 5.000 euros que le reclamaba y el sospechoso le dijo que le iba a denunciar si no le pagaba.
Poco después, la pareja abandonó la cafetería y continuó la disputa en el exterior. Según la fiscalía, ambos forcejearon y la víctima logró refugiarse de nuevo en el establecimiento. Acto seguido, el acusado muy ofuscado se aproximó a su jefe y extrajo una navaja de siete centímetros de hoja con la que le atacó con ánimo de causarle la muerte, según la acusación. Le asestó un número no precisado de golpes dirigidos al tórax, por lo que la víctima trató de protegerse con sus brazos. Tras sufrir graves lesiones en las extremidades, recibió dos puñaladas en el pecho. El perjudicado le rogó encarecidamente que no le matara, mientras el sospechoso continuaba con el ataque. Gracias a la rápida asistencia recibida, el herido logró salvar la vida pese a sus graves lesiones.
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