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La Inspección de Trabajo remitió la pasada semana a la Fiscalía especial el informe que elaboró a principios de marzo, tras constatar que más de la mitad de la plantilla de la empresa estaba enferma. La Inspección acusó de incumplir varios artículos de la ley de Prevención a las dos empresas que debían velar por la salud de los empleados. Además de ello, precisa en su análisis que quizá puedan derivarse otro tipo de responsabilidades jurídicas, por lo que lo remitió a la fiscalía que encabeza Edurne Miranda.

En un detallado informe de 32 páginas, la Inspección acusa también a las dos empresas fabricantes e importadoras de los tipos de encimera de aglomerado de cuarzo con los que más trabajaba la firma afectada de no ofrecer a esta última información suficiente sobre la peligrosidad de los compuestos usados en las piezas. Los silicatos están presentes en altas concentraciones en esos dos productos.

En concreto, los fabricantes y distribuidores no facilitaron información precisa de sus productos hasta 2009, pese a su alto contenido en silicatos. “La inhalación masiva o continuada de sílice cristalina puede causar fibrosis pulmonar y neumoconiosis, como la silicosis”, cita el informe. El Ministerio de Trabajo publicó en 2001 un protocolo de actuación médica y aprobó medidas precisas de prevención para trabajar con esos prodcutos.

La Fiscalía especial tendrá que aclarar ahora si la actuación de las dos empresas de prevención, de la fabrica y de la importadora de un producto fabricado por una empresa israelí, resulta denunciable y si impulsa una causa contra ellas.

En el caso del producto, fabricado por la empresa israelí, la Inspección deja abierta la puerta incluso a que la empresa de Vizcaya afectada por los seis casos de silicosis pueda reclamar desde indemnizaciones a cualquier tipo de responsabilidad “a la fabricante extracomunitaria, de conformidad con las normas de Derecho Internacional privado aplicables”.

De hecho, la falta de información generalizada sobre tales productos motivó a la patronal provincial del sector marmolista a organizar un congreso en mayo de 2009 para informar a todos sus asociados del peligo de trabajar con polvo de sílice. La patronal vizcaína también se halla muy sensibilizada con el caso y respalda plenamente el plan de acción de Osalan, el Instituto Vasco de Seguridad y Salud Laborales, que dedicará una atención especial este año a la inspección de las marmolerías en busca de más casos de este tipo.

La Inspección recuerda la relación de causalidad que existe entre las enfermedades profesionales y la falta de medidas de prevención y precisa que en el caso de la marmolería vizcaína “en el origen de la inexistencia” de medidas adecuadas de ese tipo “se halla la falta de información sobre el producto fundamentalmente utilizado (aglomerados de cuarzo)”. Y añade: “La responsabilidad de identificar los peligros de las sustancias y mezclas debe de recaer en sus fabricantes, importadores, y usuarios intermedios”.

El informe exonera a la empresa vizcaína de cualquier tipo de responsabilidad, porque cuando en 2009 se constataron los primeros casos de silicosis, la firma “adoptó de manera inmediata y bajo la tutela directa del Instituto Nacional de Silicosis -puesto que desconfía de los servicios de prevención externos- todas las medidas de prevención y de protección recomendables”.

Cien veces más de lo permitido

La plantilla de la marmolería de Vizcaya estuvo expuesta a ambientes en los que la presencia de sílice en el aire sobrepasaba los niveles admitidos entre cincuenta y cien veces. Hasta 2009 la empresa utilizó para sus empleados unas mascarillas básicas de filtro mecánico. Sin embargo, los trabajadores no utilizaban sistemas adicionales de protección de las vías respiratorias ni existían sistemas de nebulización.

Ante esa situación, la Inspección de Trabajo pidió al Instituto Nacional de Silicosis que evaluase la situación. “Habida cuenta de la ausencia total de mediciones higiénicas hasta 2009, no podemos tener conocimiento de los niveles de exposición a los trabajadores”, justifica la Inspección de Trabajo en su informe.

A renglón seguido, explica, no obstante, que el citado Instituto “estima” que pudieron estar expuestos a concentraciones de casi 5 miligramos por metro cúbico de aire “con un alto contenido de sílice”. Debido a ello, seis empleados desarrollaron la silicosis.

En 2009, el Instituto Nacional de Seguridad e Higiene en el Trabajo precisó que los valores límite de exposición diaria son, para la cristobalita (un subproducto del dióxido de silicio), de 0,05 miligramos por metro cúbico, cien veces menos que en la marmolería vizcaína. Para el cuarzo, el valor límite admisible está fijado en 0,1 miligramos por metro cúbico, cincuenta veces menos.
Catorce años sin información

“La marmolería de Vizcaya afectada por los casos de silicosis ha estado trabajando con silestone desde 1991 hasta 2005 sin que existiera siquiera teóricamente la posibilidad de que le fuera facilitada información por la fabricante sobre la composición química del mismo y sobre los riesgos para la salud”, cita la Inspección.

Para ello se basa en que la empresa y el fabricante de una conocida marca de fabricantes de encimeras, sólo dispuso de una ficha de datos a partir de 2005, aunque la primera que mostró a la Inspección de Trabajo correspondía de 2006. Sin embargo, una cosa es la existencia de la ficha y otra que se le facilitase a las marmolerías.

“La primera ficha de datos de seguridad de la que tiene conocimiento la marmolería y la mayor parte de las empresas del sector en Vizcaya es de abril de 2009”, cita la Inspección.

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elpais.com

Este contenido ha sido publicado en la sección Noticias de Prevención de Riesgos Laborales en Prevention world.

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