Una normativa de la Generalitat prohíbe que los niños menores de doce años practiquen deportes de riesgo. Sin embargo, en la lista de estas actividades está incluido el barranquismo, pero no figura la «tirolina», considerada una actividad de ocio. Una u otra modalidad o una mezcla de las mismas parece que realizaban los niños accidentados. La Federación de Asociaciones de Padres de Alumnos criticaron ayer la falta de regulación de este tipo de actividades.
La norma, establecida por un decreto de la Consejería de Turismo de la Generalitat, tipifica los deportes de riesgo que no pueden ser practicados por escolares menores de doce años. Pero entre ellos no están incluidos ni el barranquismo ni la tirolina, a las que define como actividades de ocio. Sin embargo, si existe autorización paterna, los niños menores de doce años pueden practicar este tipo de deportes. El departamento de Enseñanza de la Generalitat aseguró ayer que las actividades que realizaban los niños en la riera de Merlés no se puede incluir entre las tipificadas por la normativa.
Además en este caso, al ser un colegio privado, las actividades extraescolares no son reguladas por la Generalitat. En los centros públicos, el departamento de Enseñanza, al que otras comunidades españolas, regula este tipo de actividades. Todo ello es debidamente ordenado por el decreto 337/2000, según fuentes consultadas por este diario del misma consejería, con el que se estiman un monitor por cada ocho alumnos de parvulario, uno por cada doce en alumnos del primer ciclo de primaria y uno cada quince o veinte en el caso de alumnos que cursan primaria de ciclo superior, en estancias de más de un día fuera del centro.
El polémico caso que se ha cobrado la vida de dos niños de 10 y 9 años de edad, no sigue la mencionada normativa ya que se trata de un centro de titularidad privada. En dichos casos son la junta directiva de la escuela privada la que asume la responsabilidad, al contratar los servicios de las extraescolares, con la previa autorización de los padres de los alumnos, ya sea mediante una hoja autorizadora suscrita por algún tutor del alumno antes de realizar la actividad, y la previa aprobación del consejo escolar del centro. Sin embargo, las casas de colonias de Cataluña, como las del resto de España, están controladas e inspeccionadas por los distintos departamentos del gobierno autonómico. Así como las diferentes modalidades de actividades que ofrecen las mismas casas de colonias. Así se aseguran de que existe personal especializado, aunque la responsabilidad de las actividades externas de los colegios son responsabilidad del centro que las organiza.
La consejería de Enseñanza de la Generalitat aseguró ayer que abrirá una investigación por el accidente para averiguar las causas. E incluso cuando se conozca la resolución del juez que instruye el caso en el juzgado número 3 de Vic, se investigará si se puede regularizar mejor las situaciones de riesgo, según aseguró el director de Ordenación Educativa de la Generalitat, Pere Solà.
A pesar de las afirmaciones del Ejecutiva autonómico, la Federación de Asociaciones de Padres de Alumnos (FAPAC) y la Fundación Catalana de Ocio Infantil solicitaron que los escolares no practiquen deportes de riesgo durante sus estancias en colonias y tildaron de «situación insostenible» la falta de regulación de estas actividades en el marco escolar. Por su parte, la Federación de Excursionistas de Cataluña aseveraron que los niños «debían haber llevado casco y salvavidas».
Este contenido ha sido publicado en la sección Noticias de Prevención de Riesgos Laborales en Prevention world.
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