En total más de 30.000 trabajadores. Esta obligación, recogida en 2006 en la Ley reguladora de la subcontratación en el sector, afecta a más de 4.000 fontaneros y electricistas de Navarra, que hace unos días analizaban la situación de su sector, y que deberán acreditar unos conocimientos en prevención para poder trabajar en la construcción.
El convenio estatal del metal, recién aprobado, ha concretado ya qué tipo de formación debe recibir cada trabajador, en función de su labor en la empresa. Así, se ha determinado que haya cursos básicos de 8 horas, para todos los trabajadores, independientemente de su puesto en la empresa. “Este curso en concreto es el que da acceso a la TPC, la Tarjeta Profesional de la Construcción, que será exigible a partir del 1 de enero de 2012 para todos los trabajadores del sector”, explica Antonio Aso, director de Recursos Humanos de Cenforpre, empresa de servicios de prevención.
La norma afecta a todos los profesionales que trabajan en el sector de la construcción. Además, existe un grupo de cursos dirigidos a directivos gerentes y al resto de trabajadores, todos con caracter obligatorio. Los primeros deberán realizar un curso de 10 horas de duración “enfocado principalmente a la gestión de la prevención”, aclaró Aso.
Por su parte, los responsables de obra, los mandos intermedios, los administrativos de obra y los oficios deberán pasar un curso de 20 horas. En el caso de los oficios, como suele ser habitual que una misma persona realice varias labores, los cursos se han articulado en un “tronco común” de 14 horas y otra parte específica de 6 horas, de forma que una misma persona podrá realizar varios cursos específicos con acreditar sólo 6 horas más en ese área en concreto.
Afectados por la crisis
Todas estas medidas se dieron a conocer la pasada semana en la Asociación de Industria Navarra (AIN), en una conferencia organizada por la Asociación de Empresarios de Fontanería y la Asociación Profesional de Industriales Eléctricos de Navarra, a la que acudieron más de 240 empresas. Los dos sectores, como todos los dependientes de la construcción, se han visto fuertemente afectados por la crisis inmobiliaria.
“La situación está francamente mal, sobre todo entre las grandes empresas. Las pequeñas y los autónomos tienden a concentrarse en el sector doméstico, que es el que se está salvando un poco”, apuntan desde la asociación de fontaneros, que aglutina a 525 empresas y unos 3.000 trabajadores. En esta situación menos crítica de las pymes tienen mucho que ver las ayudas del Gobierno de Navarra. “La subvención para el cambio de calderas y la rehabilitación están potenciando la actividad pero sólo entre una parte pequeña del sector”, dicen en la asociación.
Entre los electricistas la situación tampoco es mejor. “Se ha notado mucho el parón de la construcción. El año pasado aún había obras ya iniciadas y hubo cierta actividad pero de cara a este año la situación está más complicada”, explican desde la Asociación de Industriales Eléctricos, que representa a 285 empresas y autónomos (unos mil trabajadores).
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