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El Ayuntamiento ordena la inspección exhaustiva de los tanques de agua para abastecimiento y las conducciones para prevenir un nuevo brote de la bacteria

El Ayuntamiento, la empresa municipal Aguas de Murcia y la consejería de Sanidad han reactivado los controles para prevenir brotes de legionella en el municipio al dispararse estos días los termómetros por el buen tiempo. Aunque el dispositivo se mantiene operativo durante todo el año, los tres organismos han incrementado las labores de vigilancia especialmente en depósitos de agua y redes de abastecimiento para garantizar el 100% de la calidad del agua para consumo humano que llega a los hogares.
La legionella es una enfermedad bacteriana de origen ambiental asociada a las instalaciones de refrigeración de edificios. La bacteria, según las fuentes científicas consultadas, se multiplica hasta concentraciones infectantes para el ser humano en sistemas que requieren agua para su funcionamiento, como lagos y fuentes, aspersores de jardín, que tienen una mayor probabilidad de dispersión de la afección.
Con este panorama y de cara al verano, la estación con más probabilidad de proliferación de la bacteria, la edil de Medio Ambiente, Pilar Megía, ha ordenado a los servicios municipales inspecciones exhaustivas de los depósitos de agua y la limpieza y desinfección de todas las conducciones nuevas y en reparación con que cuenta el municipio. “Es imposible que pueda haber legionella en los hogares murcianos porque el protocolo de actuaciones es minucioso, se emplean más dosis de cloro y se da más tiempo para la purga del agua”, resume Megía, quien detalla que el Ayuntamiento dispone de dos planes de actuación. El programa de prevención trata de prevenir un brote en las redes de abastecimiento, y el plan de vigilancia sanitaria, más específico, sirve para tomar muestras y analíticas diarias del agua para determinar en cada momento si existe o no un foco.

Multiplican las dosis de cloro
“Cuando aprieta el calor, que es uno de los factores de riesgo para la propagación de la legionella, una bacteria que se encuentra en el agua y se transmite por aerosol, elevamos el nivel de cloro libre residual del agua en las canalizaciones para conseguir que el agua llegue desinfectada al grifo”, comenta Megía, licenciada en Biología. Así, la dosis de cloro pasa a ser de 0,2 miligramos por litro de agua en los meses de menor incidencia de la bacteria a 1,2 miligramos/litro. Además, se procura que el agua retenida en los depósitos no permanezca mucho tiempo estancada y sea la justa para cubrir la demanda de agua.

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La Opinión de Murcia

Este contenido ha sido publicado en la sección Noticias de Prevención de Riesgos Laborales en Prevention world.

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