Dos de los heridos en la explosión registrada en la refinería venezolana de Amuay, la más grande del mundo, han fallecido, con lo que el balance de víctimas asciende a 41.
El coordinador general de Atención Médica del Hospital Coromoto, Jesús Valdés, ha precisado que los dos fallecidos llegaron al centro médico con quemaduras en el 100% del cuerpo. El galeno señaló que continúan en situación estable seis de los heridos que recibieron y en condición “delicada” una séptima paciente.
El Gobierno ha informado de que a causa del siniestro al menos 86 personas debieron recibir algún tipo de atención médica, ya casi todos dados de alta, salvo alrededor de una veintena de heridos que siguen ingresados en hospitales de Punto Fijo y Maracaibo (occidente).
La refinería de Amuay, en el noroeste de Venezuela, sufrió en la madrugada del sábado una fuerte explosión como consecuencia de una fuga de gas que dejó destrozos y derrumbes en viviendas de los alrededores y fuego en nueve tanques del centro industrial. Las autoridades trabajan aún en la extinción del fuego, que sigue activo todavía debido a los tanques de gasolina que albergaban las instalaciones.
El presidente venezolano, Hugo Chávez, visitó este domingo la refinería afirmó que aun hay guardias nacionales que no aparecen tras la explosión. Señaló que aún es “muy temprano” para hablar sobre las causas del siniestro, que se produjo después de que un escape de gas generara una “nube” que explotó. “No se puede obviar ninguna hipótesis”, añadió el líder venezolano.
El vicepresidente ejecutivo venezolano, Elías Jaua, ha indicado en un mensaje televisado que el fuego persiste después de que anoche un “viento errático” dificultara las operaciones de extinción.
“El incidente está localizado en el extremo sur de la refinería, en este momento (…) el incendio está confinado a solamente dos de los nueve tanques del área”, ha señalado a su vez el ministro de Petróleo, Rafael Ramírez, presente en la declaración junto a Jaua.
“En el peor de los casos: que no lo pudiéramos apagar, estaríamos un par de días hasta que (el combustible) se consuma en su totalidad, pero esto no reviste ningún riesgo para el resto de las áreas”, ha apuntado Jesús Luongo, el gerente del Centro Refinador de Paraguaná (CRP).
Mientras tanto, y bajo una espesa columna de humo que se levanta del centro, los habitantes de la ciudad venezolana de Punto Fijo (noroeste) tratan de retomar la normalidad.
Las vías principales adyacentes al centro refinador permanecen cerradas y custodiadas por militares y policías, al tiempo que se evalúan los daños en las zonas aledañas.
El impacto más fuerte se aprecia en viviendas y locales frente a la zona de tanques, que fue alcanzada por una onda expansiva que arrasó a su paso con cristales, techos e incluso derrumbó muros.
En las cercanías de la refinería de Amuay, una de las tres del Centro Refinador, los residentes de la barriada Alí Primera recogían los restos de los techos o enseres mientras otros salían por temor.
Sus habitantes se reponían del susto y del dolor de los daños en sus viviendas, de las que, pese a las magulladuras, todos salieron vivos. Mujeres, niños y hombres relataban historias de lo sucedido mientras estaban atentos a llamadas telefónicas o cualquier anuncio para evacuar el lugar.
En esa zona, al menos 150 familias dijeron haber sufrido daños, según ha explicado a los medios de comunicación el secretario del Poder Popular para las Comunas del estado Falcón, Wilmer Guerrero, de visita en la zona como parte de una comisión de autoridades locales.
Ramírez ha garantizado que no habrá problemas de escasez de gasolina para el consumo interno, ya que Venezuela tiene 10 días de inventarios de productos, lo que significa cuatro millones de barriles de diferentes combustibles.
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