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La mitad de los profesores del País Vasco -la plantilla de la red pública está compuesta por más de 22.000- sufre algún tipo de alteración en su voz por abusar de ella cuando imparte las clases o por utilizarla de forma incorrecta y forzarla con frecuencia. Su incidencia, sin embargo, no ha logrado concienciar a la mayoría de los docentes de la necesidad de adoptar medidas preventivas que eviten la aparición de problemas graves que puedan afectar a su trabajo. Y eso que, como subrayan los expertos, la voz es el instrumento básico de la actividad laboral de los maestros.

A pesar de que los trastornos vocales son muy comunes entre el colectivo docente, España no los reconoce como una enfermedad profesional, lo que dificulta los trámites de los afectados cuando quieren coger una baja. Francia e Italia sí los catalogan como una patología laboral y, por tanto, han promovido políticas de prevención. El País Vasco ofrece cursos específicos a los profesores de la red pública desde 1993, tanto a los funcionarios como a los interinos estables y a los sustitutos. Los seminarios son voluntarios y gratuitos y su principal objetivo es lograr que el mayor número posible de maestros adquiera unos conocimientos básicos sobre la voz, sobre su uso y sobre los cuidados más adecuados para evitar determinadas enfermedades.

No obstante, la mayor parte de los enseñantes que se inscriben en estos cursillos -el pasado año se matricularon más de 400- «ya había pasado por alteraciones vocales», según subrayó ayer en Vitoria Balbino Rojo, logopeda y colaborador del Servicio Médico del Departamento de Educación. El especialista señaló que los profesores no deben acudir a los cursillos a rehabilitarse, sino a aprender las técnicas que les permitan controlar su voz en clase, darle los descansos oportunos y emplearla con corrección.

En horario escolar

«Se les enseña a respirar, a mantener una respiración relajada y abdominal que les permita hablar sin forzar la laringe. La meta es adecuar el aparato vocal a las características y necesidades de emisión de voz que requieren las labores que profesionalmente tienen que realizar los maestros», añadió, por su parte, la consejera Anjeles Iztueta. Tareas como contar cuentos y cantar, propias de las etapas de Infantil y Primaria, o como explicar los programas, muy frecuente en Secundaria.

Durante los cursos, que se imparten en los propios colegios y en horario escolar en grupos de un máximo de doce personas, los diez expertos contratados por el Gobierno vasco enseñan a los docentes ejercicios y técnicas de relajación -el estrés es uno de los grandes enemigos de la voz-, tipos de respiración y conocimientos básicos sobre las disfonías profesionales. No se trata de que los alumnos adquieran sólo nociones teóricas, sino de que sean capaces de trasladar al aula los recursos prácticos que aprendan.

Según los expertos, los profesores no deben dudar en acudir a un especialista si se repiten síntomas como los quiebros de voz y los dolores permanentes de garganta. «En los cursos se les dan pautas para detectar síntomas de alarma en el uso de la voz», declaró Rojo. La patología vocal más común entre el colectivo docente es el nódulo, un traumatismo laríngeo provocado por el abuso de la voz. Según los datos del departamento, el 6,34% de las bajas registradas en el sector de la enseñanza tiene su origen en trastornos relacionados con el aparato vocal.

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El Correo

Este contenido ha sido publicado en la sección Noticias de Prevención de Riesgos Laborales en Prevention world.

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