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Llegan al sindicato con problemas físicos como hernias discales o lumbago. Provienen de «profesiones duras»: obreros de la construcción, conductores o limpiadoras con unos 55 años de media. Y piden la invalidez ante sus empresas, aunque no siempre lo consiguen. De las 489 reclamaciones que tramitó la asesoría laboral de la Unión Comarcal de CC OO en 2005, entre un 6 y un 7% correspondieron a solicitudes de minusvalía. Dice su responsable, Beatriz Iglesias, que es una cifra «muy elevada» para una ciudad como Oviedo y reconoce que estos casos van en aumento. Son, además, los más difíciles para el sindicato. El 99% se resuelve satisfactoriamente, «menos los de incapacidad», reconoce Iglesias.

Si aumentan las peticiones de incapacidad porque los trabajadores no se ven en condiciones de desarrollar adecuadamente su empleo, también crecen otros problemas que les afectan, como el acoso. En 2005, unas 30 personas acudieron al sindicato para denunciar que sufría mobbing o acoso sexual, aunque en la mayor parte de los casos, según explica, la responsable del área de empleo, van unidos ambos. Sobre todo quienes que lo sufren son mujeres.

«No hay sentencias que sean de referencia para una acosada. El proceso es muy duro y suelen abandonar», lamenta Iglesias. Tras poner la denuncia, los abogados de ambas partes recogen pruebas y comienza el juicio. En muchos casos nunca llega hasta este último paso. «Normalmente faltan pruebas y la mujer, que está de baja médica, sigue siendo acosada». Al final acepta la indemnización que le ofrece la empresa. Esta situación Suele repetirse y sólo «tres o cuatro» llegan a juicio.

Curiosamente, los casos de acosados que tiran adelante son de hombres. Sus compañeras llegan con cuadros de depresión y estrés laboral, «y mucho miedo», dice Beatriz, que esta semana se ha encontrado con dos de dichas situaciones. Cree que la legislación tendría que cambiar «la carga de la prueba y que sea la empresa quien demuestre que no se está acosando al trabajador, y no al revés. Hacen falta muchas pruebas y los médicos son reacios a exponer la situación y reconocer que hay un problema de mobbing».

Los sectores que generan un mayor número de quejas por parte de sus trabajadores son la hostelería, el comercio y la construcción. «De construcción tenemos todos los días», señala la responsable. El exceso de horas de la hostelería, que se encuentren fuera de nómina y fuera de convenio», también impulsa a camareros a recurrir del sindicato. Y en el comercio, un salario bajo provocado por una categoría profesional inadecuada suele generar casi todas las protestas.

De los casi 490 expedientes, el 60% se refiere a salarios o liquidaciones y el 14%, a despidos. Entre hombres y mujeres no hay demasiada diferencia, un 55% ellos y un 45% ellas. La mayoría son españoles, aunque Iglesias ha constatado un aumento del número de inmigrantes, de momento pequeño: «Unas diez personas al mes», dice. El origen marca el sector: los senegaleses trabajan en la construcción y los ecuatorianos, en la hostelería y el comercio.

Iglesias se muestra satisfecha de que, al menos, la tendencia «esté estancada». La ausencia de procesos de regulación de empleo o de cierres patronales son los principales motivos. En 2003, el número fue un 36% mayor que dos años más tarde. Se tramitaron 765 expedientes, la cifra cayó hasta 624 en 2004.

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El Comercio

Este contenido ha sido publicado en la sección Noticias de Prevención de Riesgos Laborales en Prevention world.

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