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Actualmente, la opinión pública suele achacar a la existencia de niveles bajos de radiación electromagnética muy diversas afecciones, desde dolores de cabeza hasta cáncer. En Europa, la investigación del mayor nivel en este campo se ha concentrado en unos pocos países fuertes, pero recientemente se llevó a cabo un proyecto científico europeo cuyo cometido era cambiar esa situación.

Todo el mundo se encuentra expuesto a una mezcla compleja de campos eléctricos y magnéticos leves, tanto en el hogar como en el trabajo. Se trata de radiación generada y transmitida por los electrodomésticos, maquinaria industrial y sistemas de transmisión y telecomunicaciones.

Otras fuentes inquietantes de campos electromagnéticos pueden ser el tendido eléctrico, los teléfonos móviles y las estaciones base de tecnología inalámbrica. No se cuestiona que los campos electromagnéticos puedan tener efectos biológicos; la incógnita que se plantea es cuál es su verdadera gravedad.

El proyecto financiado con fondos europeos SAFE EMF tenía la finalidad de promover la integración segura de las tecnologías móviles e inalámbricas en Europa. Sus participantes trabajaron también para promover y habilitar una investigación de la mayor calidad sobre los efectos adversos de los campos electromagnéticos de radiofrecuencia sobre el funcionamiento del cerebro humano.

Más concretamente, SAFE EMF pretendía incrementar la capacidad investigadora de la Universidad de S. Cirilo y S. Metodio de Skopie, en la Antigua República Yugoslava de Macedonia. El proyecto promovió eficazmente la cooperación y el trabajo en red a nivel regional y mundial entre países de los Balcanes occidentales y de otras regiones con instituciones de la Unión Europea.

Para ampliar la capacidad investigadora, primero se debía comprender con mayor precisión qué clases de instalaciones y equipos se necesitaban. Los integrantes del proyecto consultaron a expertos y visitaron dos laboratorios europeos asociados con el fin de recabar información sobre el equipamiento y los métodos necesarios para medir los efectos sobre la salud de los campos electromagnéticos. Todo ello capacitó al Centro de Compatibilidad Electromagnética (CEMC) de la universidad para participar en proyectos de investigación conjuntos de la UE, incluyendo EMF-NET y COST281.

SAFE EMF describió la normativa nacional necesaria en función de las normas vigentes de la UE en materia de investigación sanitaria relativa a los campos electromagnéticos. Además preparó un plan de trabajo encaminado a ayudar al Ministerio de Medio Ambiente del país a iniciar y afianzar los procesos legislativos necesarios.

Otros países de los Balcanes occidentales, en concreto, Kosovo, Serbia y Montenegro, precisan también contar con este tipo de capacidades científicas, por lo que es de esperar que los resultados de SAFE EMF tengan repercusión en toda la región, en especial tras haber convertido a la Universidad de S. Cirilo y S. Metodio en un destacado centro especializado en este campo en su región.

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cordis.europa.eu

Este contenido ha sido publicado en la sección Noticias de Prevención de Riesgos Laborales en Prevention world.

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