• Autor de la entrada:
  • Categoría de la entrada:Noticias
  • Tiempo de lectura:3 minutos de lectura

Su caso, que se encuentra en la actualidad en los tribunales, le ha llevado a estar de baja por depresión y en tratamiento psicológico. Ahora, además, teme perder el piso que compró junto a su pareja, con quien tenía planes de matrimonio para diciembre del mismo año que falleció, y que se lo queden los hijos que él tuvo con su anterior esposa -de quien estaba separado pero no estaba divorciado a falta de la sentencia del juez -, que reclaman su herencia.

Elizabet M. relata cómo, el 5 de mayo de 2008, P. R. F. M., natural de Broto y residente en Huesca, de 49 años de edad, obrero de la construcción que se encargaba de la colocación del ladrillo caravista en la fachada de un edificio en el polígono 41, cayó desde una altura de 4 o 5 metros. Para argumentar su relato, llega cargada de documentos y certificados.

La explicación del informe de la Policía Judicial que asumió el caso indica que P. R. F. M. se encontraba en un andamio, que cedió y como consecuencia, por falta de arneses, cayó de espaldas y sufrió traumatismo craneoencefálico severo. Fue trasladado al Hospital Miguel Servet de Zaragoza donde, a consecuencia de las múltiples lesiones causadas en el accidente laboral, falleció el 10 de mayo de 2008. La autopsia realizada al día siguiente revelaba un largo listado de lesiones y el fallo multiorgánico que le ocasionó la muerte violenta accidental.

Elizabet M. llegó a España como turista en 1994 y, tras varios años de estancia ilegal, logró el permiso de residencia y pudo traerse a sus dos hijos, que actualmente le acompañan, de 20 y 19 años de edad.

Aunque a P. R. F. le conoció al poco de vivir en Huesca, no formalizaron su relación hasta 1999, cuando comenzaron la convivencia, como acredita el certificado del Ayuntamiento de Huesca. Él, separado de su esposa, con quien tuvo dos hijos, se fue a vivir con Elizabet al piso que ella había adquirido en la calle San Salvador. Poco después, decidieron venderlo y adquirir uno en común en la calle Menéndez Pidal número 4, en el que figura como titular el fallecido. Elizabet, después de perder a su pareja -al que ella consideraba su esposo-, se encuentra con que ni la empresa que le había contratado para trabajar en la obra donde sufrió el accidente que le costó la vida ni la mutua de seguros asumen que ella pueda cobrar la indemnización por muerte ni le sea reconocido el derecho a una pensión de viudedad. Dos abogados de Huesca llevan su caso y esperan que ella logre el reconocimiento como viuda de P. R. F. M.

Otro frente será el lograr que los hijos de la que fuera pareja de Elizabet Medina “entren en razón -pide ella- y le dejen “seguir residiendo en el piso que tantos recuerdos guarda” de su convivencia. “Me resulta muy doloroso que ellos pretendan venderlo y dejarme a mí con una tercera parte. Yo estaría dispuesta a que ellos se queden con la mitad pero que no me echen de allí”, manifiesta.

Precisamente, uno de ellos declaró que su padre convivía con Elizabet M. C. en el certificado de defunción.

0 0 votos
Valoración

diariodelaltoaragon.es

Este contenido ha sido publicado en la sección Noticias de Prevención de Riesgos Laborales en Prevention world.

Suscribirme
Notificar de
guest
:arrow: 
:D 
:? 
8-) 
:cry: 
:shock: 
:evil: 
:!: 
:geek: 
:idea: 
:lol: 
:x 
:mrgreen: 
:| 
:?: 
:P 
:oops: 
:roll: 
:( 
:) 
:o 
:twisted: 
:ugeek: 
;) 
 
0 Comentarios
Inline Feedbacks
Ver todos los comentarios