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Pese a todo, hay motivos para el optimismo. La enfermería en Cáceres vive un momento esperanzador, aunque persisten algunos problemas: el paro, el estrés y la fuga de profesionales a otros países. Cuestiones reclamadas durante años van perfilándose como realidades. Una calma relativa que esconde el sempiterno fantasma del paro y sus «efectos colaterales»: un buen número de diplomados cacereños están emigrando a países como Portugal y Gran Bretaña para poder ejercer su profesión.

El presidente del Colegio de Enfermería de Cáceres, Isidro Nevado, es claro: «la transferencia sanitaria no tuvo los efectos esperados a nivel laboral. Pensábamos que depender de la Junta iba a hacer que se resolvieran los problemas de una forma más directa. Pero seguimos exigiendo 300 nuevas plazas para la provincia». Afirma que el estrés es uno de los problemas actuales de los enfermeros de la provincia. «Las plantillas orgánicas están por debajo de lo que debieran estar. Se están cubriendo peonadas, que en realidad son solamente horas extra camufladas», destaca. «Esta cuestión está provocando un montón de bajas laborales. El 83 por ciento de los enfermeros están agobiados».

«El servicio mejoraría enormemente si aumentaran las plazas, sería algo visible», sostiene Nevado, que apunta que «no es lo mismo ejercer la enfermería en Extremadura que en cualquier otra región española», puesto que en esta comunidad está la tercera por la cola en cuanto a salarios.

Sin embargo, se están gestando situaciones que aportan un poco de luz «al final del túnel», como afirma Nevado en clave metafórica. La reforma universitaria que se implantará antes de 2010 a nivel europeo ampliará los estudios de enfermería a cuatro años, lo que diluirá la cantidad de horas con las que los estudiantes tienen que bregar, una carrera de tres años con prácticas desde el primer curso que les somete a «situaciones estresantes».

Pero lo más ventajoso de esta reforma es que «posibilitará el acceso a la investigación y a la gestión, un campo muy relegado a los enfermeros».

Otro de los hechos que darán bríos a la profesión de enfermería es el decreto de especialidades. Un borrador que se pondrá en marcha próximamente estipula que a las dos ramas consignadas por el decreto de 1987 (matrona y salud laboral) se añaden la especialidad de enfermería geriátrica y socio-sanitaria, enfermería del trabajo y salud laboral, enfermería clínica avanzada y enfermería comunitaria. Gracias a este decreto, el enfermero tendrá funciones más concretas, impidiendo cambios de sección que incrementan su inestabilidad. «Creemos que en lo que queda de este año esta ley podría ver la luz». Nevado reconoce que «todo el peso en las negociaciones a la hora de concretar este borrador lo ha tenido la organización colegial de enfermería y las sociedades científicas, junto con el Ministerio de Educación. Las posibilidades profesionales que va a acarrear la especialización son enormes». Sin ir más lejos en el campo de salud laboral. «Hay mucha sensibilidad actualmente con la prevención de riesgos laborales y las mutuas también generan demandas».

Otra de las consecuencias visibles de esta ley es que el Colegio gestionará la formación continuada, teniendo competencias en su coordinación.

Pero el trabajo del Colegio de Enfermería es constante durante todo el año, dando asesoría legal a sus miembros, en asuntos especialmente espinosos en ocasiones como la responsabilidad civil. «En muchas ocasiones se sienta en el banquillo a médicos y enfermeros sin tener ningún motivo claro, y nosotros también les protegemos en ese supuesto».

Tal vez estos servicios justifiquen una colegiación que algunos profesionales ponen en entredicho, pero que los tribunales mantienen como obligatoria y de carácter estatal, dejando a un lado las leyes autonómicas que eximen de colegiación a los empleados públicos.

Un punto más a favor de la práctica de la enfermería: la ley general de las profesiones sanitarias, que fue aprobada en el Congreso en noviembre de 2003. Ésta hace una diferenciación entre nivel diplomado y nivel universitario y contribuirá a que los profesionales de la enfermería «puedan ascender», algo impensable hasta el momento, «en donde una persona empezaba a ejercer con 23 años y a los 60 desempeñaba el mismo puesto».

Papel social

Pero el Colegio Oficial de Enfermería no pretende sólo quedarse en funciones que repercutan en su propio beneficio, sino que tratan de llevar a cabo una importante labor social.

La apertura de su nueva sede en el año 1998 les dotó de infraestructuras para acometer proyectos más ambiciosos. «Ahora cualquier cacereño te puede decir dónde está nuestra sede, nos conocen más», afirma Nevado.

Desde hace algunos años coordinan cursos dirigidos a los colegios llevando a cabo labores de prevención. «Tratamos de inculcar en las instituciones la educación para la salud. Estamos colaborando con los colegios públicos sobre conductas saludables, porque todos los días nos toca tratar patologías que podrían haber sido prevenidas».

En el fondo, lo que late es la necesidad de reivindicar la figura del profesional de enfermería. «Socialmente cada vez se va valorando más la figura del enfermero como alguien con un papel esencial dentro de la medicina», destaca Nevado.

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Este contenido ha sido publicado en la sección Noticias de Prevención de Riesgos Laborales en Prevention world.

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