Cuando a una persona le duele mucho la cabeza es incapaz de desarrollar su actividad laboral ni tiene ganas de relacionarse con nadie. Sólo le apetece estar tranquila y descansando para tratar de que el reposo mitigue su dolencia. La repercusión socio-económica de las cefaleas es muy importante. Tan sólo la migraña provoca que se pierdan 13 millones de jornadas laborales anualmente, con un coste superior a los 160.000 millones de pesetas al año por ese concepto.
La jaqueca impide a los pacientes realizar algún tipo de ejercicio físico y les aparta de sus hábitos sociales, ya que la intensidad del dolor les retrae y les quita el deseo de salir e, incluso, de mantener un contacto fluido con su familia. Los pacientes, durante el tiempo que dura la crisis, se vuelven huraños y solamente quiere abstraerse de todo y permanecer en reposo. En caso de que no tengan más remedio que hacer algún tipo de trabajo o actividad física, su rendimiento es muy bajo, puesto que no están en condiciones para ello.
Las cefaleas son uno de los dolores más usuales que soportan los seres humanos, y son la principal causa de consulta en los servicios de neurología, así como de las más habituales en los centros de salud y consultorios de atención primaria. El origen de esos dolores de cabeza se encuentra en el mal funcionamiento de una proteína, llamada Gi, que reside en la membrana de todas las células del organismo, según un estudio elaborado por el Departamento Farmacológico de la Universidad de Florencia.
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