Los problemas depresivos y de ansiedad supusieron el año pasado 2.312 bajas laborales.
Se trata de unas enfermedades que no generan un gran número de partes de incapacidad en comparación con otras afecciones, como los procesos respiratorios infecciosos, el lumbago o la ciática. No obstante, se observa un ligero incremento en el número de partes, ya que en 1999 se acercaron a los 1.900 y el año anterior no llegaron a los 1.600.
Además, siguen siendo bajas prolongadas. En concreto, la duración media de las bajas por estas enfermedades fue de 91,48 días. Una cifra similar a la del año anterior y ligeramente más baja que la registrada en 1998. En total, se perdieron casi 210.000 días de trabajo debido a las enfermedades depresivas y a los procesos relacionados con la ansiedad.
El número de bajas por estas afecciones suponen un 2,7% del total mientras que los días de trabajo perdidos ascienden al 9,1%.
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