Sigue siendo la gran lacra. Año tras año, las cifras asustan. La siniestralidad laboral continúa creciendo, hasta el punto que sólo en la ciudad de A Coruña fallecieron el pasado año 18 trabajadores en accidente laboral. Los datos de los siniestros de carácter grave y leve tampoco consuelan. Se produjeron 446 accidentes más que en el año 2000. El incremento fue superior al 9,4%, y en el caso de los mortales, de un veinte por ciento. Se da, además, un cambio en la tendencia de las estadísticas: el sector servicios ha sustituido a los de la construcción y la pesca en la cabeza de tan macabro ranking, con ocho trabajadores fallecidos en sólo doce meses.
La falta de formación e información continúa siendo la principal causa de los accidentes laborales registrados en la ciudad. En muchos casos, este elemento se suma a la escasa antigüedad en la empresa, puesto que un gran número de siniestros los sufren aquellos trabajadores con contratos temporales.
Para el secretario comarcal de UGT, José Carrillo, es algo demostrado la relación que existe entre la temporalidad de los contratos y el incremento en la tasa de siniestros.
Descenso en la construcción
Y es que la falta de rodaje implica asimismo ausencia de tiempo para adquirir la formación necesaria para trabajar seguro. Pero no es el único motivo. Muchas empresas apenas invierten en formación, y las últimas estadísticas facilitadas por la Xunta hablan por sí solas.
Curiosamente, en la construcción se produjo un descenso en el número de accidentes graves. Y esta mejora coincidió en el tiempo con una serie de medidas de prevención desarrolladas por la patronal coruñesa del sector, Apecco, así como el plan suscrito entre la Consellería de Xustiza e Relacións Laborais y los sindicatos, con el objeto de mejorar este triste parámetro.
Evitar los riesgos
No obstante, para el secretario comarcal de CCOO, Manuel Villares, queda un largo camino por recorrer, ya que las causas hay que buscarlas más allá, pues radican en la propia filosofía de las empresas: “No existe todavía una cultura de prevención”.
Villares lamenta que el empresario, al contrario que en otros países, siga sin querer integrar la prevención en el sistema de prevención: “Se ve como un gasto no rentable”.
En este sentido, Carrillo asegura que, si se aplicase la Ley de Prevención de Riesgos Laborales, los accidentes se reducirían en un 80 ó 90%.
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