Una imprudencia pudo desencadenar el fatal suceso que ayer se cobró una vida más en el ámbito laboral. A las 6.30 horas, M.P.G., de 53 años, fallecía después de que un camión con volquete aplastase su cuerpo contra una viga. Al parecer, y según apuntaron desde CC.OO., el trabajador había dejado arrancado el vehículo con una marcha corta puesta, lo que provocó que se pusiese en movimiento y lo atrapase entre la puerta de la máquina y un arquitrabe de la nave industrial donde se encontraba.
El suceso se produjo en una empresa que se encuentra en el kilómetro 5 de la carretera del Aeropuerto. El operario estaba realizando labores de solado en el citado inmueble.
Al lugar se trasladó una unidad del 061 que no pudo hacer nada para salvar la vida al obrero. Al parecer, y según miembros del servicio de urgencias, se encontraba atrapado, asido al volante, con la cadera fracturada y presentaba síntomas de haber muerto por asfixia.
También fue necesaria la participación de los efectivos del Servicio de Extinción de Incendios y Salvamento (SEIS) del Ayuntamiento de Córdoba, que excarcelaron el cuerpo sin vida del trabajador.
Según CC.OO., este siniestro es el noveno con resultado de muerte que se produce en lo que va de año. El responsable de Salud Laboral del sindicato, Antonio Ortega, explicó que «de las víctimas, ocho han fallecido en sus puestos de trabajo, mientras que la restante lo ha hecho «in itinere», es decir, en otro lugar diferente a su empresa».
De este modo, añadió Ortega, «ya hemos superado en uno el número de accidentes mortales registrados durante el mismo periodo de 2005».
El responsable de Salud Laboral reclamó «mano dura contra lo empresarios que, por incumplir la normativa en prevención de riesgos laborales, provocan muertes. Para ellos pedimos prisión, porque entendemos que ésa será la única manera en que podremos evitar que el número de siniestros se repitan cada año».
No obstante, Ortega aclaró que «en este caso, el responsable no está definido aún, eso lo determinará la investigación, pero lo cierto es que tras la siniestralidad laboral se encuentra, habitualmente, la falta de formación y de evaluación de riesgos laborales. Por eso, tanto la Administración como los agentes sociales debemos adoptar medidas que acaben con esta sangría».
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