La sentencia se dictó in voce en el acto del juicio tras reconocer los acusados los hechos y mostrar su conformidad con las penas. Además, las aseguradoras deberán indemnizar a la viuda e hijos del trabajador fallecido con 240.000 euros
La muerte del trabajador se produjo el 28 de julio del 2003, cuando se encontraba junto a un talud que, con conocimiento y consentimiento de todos los acusados –según el fiscal–, se encontraba sin protección y no había sido entibado. Debido a las vibraciones de una retroexcavadora y la presión de una grúa, el talud se desmoronó y sepultó al trabajador, causándole el impacto de los materiales la muerte casi inmediata.
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